Aunque tiene muy claro que no quiere ser papá, Mark Tacher tiene un pasado como todos y recientemente recordó el día que lo cacharon siendo infiel y en su propia casa, pues el actor aceptó haber sido un ojo alegre cuando tenía entre 20 y 30 años de edad.
“Obviamente me cacharon un par de veces y se me armó”, comenzó a platicar el actor de telenovelas como ‘Para volver a amar’, ‘Papá a toda madre’ y ‘Mi camino es amarte’, entre otros melodramas de Las Estrellas.
El actor, de 45 años, reveló que en una ocasión estaba con una chava en su casa y tocaron el timbre, por lo que él pensó que era un repartidor de comida; sin embargo, al abrir la puerta se encontró con su entonces novia, de quien prefirió no revelar el nombre.
Para la suerte de Mark, había otro amigo en su casa y pudo medio arreglar la situación diciendo que la chava era la acompañante de su amigo: “Había un cuate en la casa gracias a Dios, porque sino se me hubiera armado”, recordó entre risas.
Mark Tacher y su plan para la vejez tras decirle no a la paternidad
Luego de que Mark Tacher reveló que no le interesa vivir la paternidad, aunque de eso dependiera su cuidado en la vejez. El actor confesó que, antes de convertirse en padre para tener la seguridad de que será atendido por alguien cercano cuando llegue a una edad avanzada, prefiere tomar una drástica decisión.
El antagonista de la telenovela ‘Mi camino es amarte’, protagonizada por Susana González y Gabriel Soto, señaló que la paternidad es “algo inhóspito”, es decir, un “territorio desconocido” en su vida y que nunca le ha “llamado” ese instinto.
Aseguró que definitivamente, tener hijos no está en sus planes, por lo que al pensar en su vejez se visualiza en un asilo, donde reciba los cuidados necesarios y pueda vivir tranquilo el resto de sus días.
“En el dado caso que yo no tuviera hijos, pues sí, planearía mi vejez para irme a un asilo a que me cuiden bien”, platicó el actor en entrevista para el canal de YouTube de la reportera Berenice Ortiz.
El querido actor está consciente que con la edad “hay ciertas facultades que se van perdiendo”, una situación “inevitable”, pero a la que no le teme, pues cree que en una casa de retiro puede vivir en plenitud la última etapa de su vida.