A los cuatro años, Carlo Guerra debutó como actor en El libro de la selva, obra teatral en la que su padre, Rogelio Guerra, interpretaba al oso Baloo, mientras Josemaría Torre era Mowgli. Entonces comenzó una carrera que lo llevó a especializarse en el Centro de Educación Artística (CEA) de Televisa, donde se graduó en 2008.
Y aunque ha intentado abrirse su propio camino, nos confiesa lo difícil que ha sido ganarse un lugar privilegiado. Actualmente participa en la telenovela Amor dividido, en la que interpreta un personaje gay por quinta ocasión en su trayectoria.
¿Cómo asumes este nuevo reto? Me divierto mucho interpretando este tipo de papeles, aprendo muchísimo, me vuelvo un mejor ser humano, una persona mucho más empática. También es un reto como actor tratar de tener varios personajes homosexuales, y que ninguno se parezca al otro.
¿Qué tan complicado es hacer un rol de este estilo y no caer en estereotipos? Justamente es lo que intentamos hacer en esta telenovela, desde que lo platiqué con la productora Angelli Nesma, con los escritores, el grupo de directores y con mi compañero Federico Ayos. Llegamos a la conclusión de que queríamos hacer un personaje mucho más real y congruente, obviamente sin caer en la caricatura ni en lo extravagante, porque lo hay. Simplemente buscamos interpretar a un par de hombres que a simple vista no se vieran como homosexuales, o sea, alejados del estereotipo y del cliché.
¿Temes que te encasillen? No, a mí no me importa, soy actor, y los que estudiamos esto, los que hemos picado piedra para construir una carrera, aprendemos que estos personajes nos escogen. Y si ahorita tengo una racha de roles gays, yo feliz. Agradezco que crean en mí para interpretarlos, entonces, no tengo problema en que me encasillen. Estoy seguro de mí, de mis preferencias sexuales, y no entro en conflicto con este tipo de personajes. Además, tengo amigos y familiares homosexuales con los que convivo y a los que quiero muchísimo.
¿Crees que la carrera ha sido justa contigo? Sí, porque me ha presentado las oportunidades cuando ya he estado listo. Por ese lado ha sido justa, aunque uno en ese momento lo ve como lo más injusto del mundo y nos quejamos de no quedar en los castings o de no lograr lo que queremos.
¿Te has llegado a desesperar? Claro, es parte del crecimiento como actor cuando empezamos a entender y a comprender que realmente nuestro trabajo es estar haciendo audiciones, y que en el 99 % te van a decir “no”, entonces aprendemos a vivir con eso, y una vez que nos liberamos de ese trauma o estrés, vivimos más felices. También siento que llega un momento de madurez emocional que abre las puertas, y estoy atravesando por esa etapa.
¿En este momento te sientes maduro personal y profesionalmente? Sí; gracias a la experiencia que he logrado en el teatro, el cine y las series, estoy en una posición actoral buena. No digo que soy el mejor, me falta muchísimo por aprender, pero siento que para mi edad estoy en una gran etapa. ¿Te sientes listo para un protagónico? Actoralmente hablando, claro que sí, para eso he estado trabajando, para tener algún día el peso protagónico del proyecto que sea.
¿El apellido te ha abierto puertas? Llevo 30 años como actor, y apenas me están conociendo. No se trata entonces de abrir y cerrar puertas, este proceso es mío. He estado en proyectos muy importantes, pero por ciertos temas quizá no llegan a estrenarse, no tienen el alcance esperado de una telenovela. Tal vez no he tenido la exposición suficiente. Me ha costado como a todos; a veces, tener un papá famoso puede ser un arma de doble filo.