En medio de la pandemia, la actriz Carmen Salinas sufrió la pérdida de dos sobrinos y grandes amigos del espectáculo
Carmen Salinas ya no la ve llegar. Durante junio y agosto pasado sufrió la pérdida de dos familiares muy cercanos. La primera actriz también se muestra impactada por la reciente partida de grandes amigos y compañeros del espectáculo, como es el caso de Manuel “El Loco” Valdés e Itatí Zucchi, madre de Itatí Cantoral, con quienes tuvo el gusto de compartir momentos inolvidables arriba y debajo del escenario. En entrevista exclusiva con TVyNovelas rememora algunos de los más representativos. Imperdible: Carmen Salinas advierte sobre nuevo delito: “No dejen que les acerquen mascarillas” ¿Cómo se encuentra por el fallecimiento de Manuel “El Loco” Valdés e Itatí Zucchi? Impresionada de que grandes amigos se nos hayan adelantado en el camino. Acabo de perder también a dos familiares; el 27 de junio falleció mi sobrino Sergio Salinas González, de Torreón, Coahuila, hijo de mi hermano Roberto, y el 4 de agosto murió mi sobrina Gabriela, en Mexicali, Baja California. ¿Cuántos años tenían? Los dos tenían 50 años. Ella tenía diabetes infantil y le cortaron las dos piernas, y a mi sobrino le dio un infarto. Anda la muerte muy alocada. Puedes leer: Carmen Salinas enseña la cicatriz de cuando se cortó las venas Sabemos que usted ayudó al “Loco” Valdés en vida… Cuando fui diputada, le pedí al entonces presidente de la República, Enrique Peña Nieto, que me ayudara para que en Hacienda le desbloquearan su cuenta. Le dije: “Quiero que lo ayude, por favor, porque él tiene cáncer y las medicinas son muy caras”. En ese momento le habló al secretario para que le descongelara sus cuentas. Luego hablé con el señor Luis Videgaray quien, muy atento y muy educado, le desbloqueó las cuentas que tenía en el banco y ya pudo Manuelito sacar su dinerito. ¿Don Manuel se enteró de que usted lo ayudó? Sí, cuando yo le estaba avisando a Pupy (su hijo), en ese momento me lo pasó y me dijo: “¡Gracias mi Carmencita chula!”. Hubo una amistad muy cariñosa, muy respetuosa; él nunca me dijo Corcholata. Yo llegué a mandarle una caja de medicamentos cuando estuvo enfermo, y hubiera querido mandarle más, como lo hice con Sergio DeFassio y todos mis compañeros actores cuando sé que están enfermos. No te pierdas: Carmen Salinas pide este castigo para Livia Brito ¿Qué recuerdos tiene con don Manuel Valdés? A él lo conocí en junio de 1955, cuando el 10 de junio debuté en el Teatro Follies. Ya había trabajado en la Ciudad de México cuando me trajo Carlos Amador al Cine Ópera, el 28 de octubre de 1953, pero en 1954 me fui a Torreón, Coahuila, con mi mamacita y mis hermanos; me regresé en el 55 y debuté en el Teatro Follies, que estaba a un lado de Garibaldi. ¿En qué espectáculo? Uno con Germán Valdés “Tin Tan”; él era una estrella, con su carnal Marcelo, y estaba Manuelito, que era muy buen bailarín. También estaban Sergio Corona con Alfonso Arau, eran unos bailarines increíbles. Te interesa: Carmen Salinas dice que el Covid-19 se le meterá “por las nalgas” a los incrédulos ¿Y con Itatí Zucchi? Yo fui madrina de bodas de Itatí Cantoral y Eduardo Santamarina; les di un lazo de oro con brillantes y fui testigo de la boda. Tengo tantas anécdotas con la mamá de Itatí. ¿Recuerda alguna? Hace muchos años, Mario Moreno “Cantinflas” nos contrató a Roberto Cantoral y a mí en el Rioma; Cantoral abría el espectáculo y yo lo cerraba con imitaciones. Un día fui al baño, apenas entraba, cuando llegaron dos señoras ahogadas de borrachas y me jalaron de los pelos. En eso iba llegando Itatí. Puedes leer: Carmen Salinas confirma quién es la novia de Fernando Colunga Y qué pasó? Cuando vio que las viejas me habían jalado de los pelos, a las dos las agarró de las greñas, las hizo que chocaran sus cabezotas y les dio una tranquiza. Me las quitó de encima y le dije que era muy buena para pelear; y me va diciendo que ella era campeona de judo (risas). Las señoras estaban tan borrachas que no me reconocían, y ella me defendió... ¡A una de ellas hasta le metió la cabeza en el escusado! Yo entre mí dije: “¡Ándele, para que se le quite!”. A partir de entonces nació una amistad entrañable, tanto con ella como con mi hermano, Roberto Cant
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