Debido a la crisis sanitaria, los hijos de Joan Sebastian analizan deshacerse del predio de Teacalco, Guerrero, para solventar gastos de otras propiedades, dice su abogado
TEXTO: GERARDO ESCAREÑO Y ALEJANDRO SALAZAR HERNÁNDEZ • FOTOGRAFÍAS: ARCHIVO, CORTESÍA
La crítica situación económica que enfrenta México debido a la contingencia sanitaria por coronavirus recrudeció también la que enfrentan las propiedades de Joan Sebastian, todavía en proceso de repartición a sus herederos, sus hijos: José Manuel, Zarelea, Julián, Juliana, Joana y Marcelia; los hijos de Trigo y Juan Sebastián (q.e.p.d.), y su expareja Alina Espino. El abogado del cantante, Cipriano Sotelo, nos cuenta cómo ha tenido que solventar los gastos generados por otros bienes ubicados en Guerrero, Morelos, Veracruz y Jalisco. La novedad es que para solucionar este asunto, los coherederos analizan vender el Rancho Cruz de la Sierra que, ubicado en Teacalco, Guerrero, fue el consentido del Poeta del Pueblo. De hecho, fue ahí donde el 13 de julio de 2015 falleció víctima del cáncer de huesos que lo aquejó durante 16 años, truncando su acariciado sueño de erigir ahí un hotel de lujo. Hoy está deshabitado. Éste se sumaría a la venta también del Rancho de Cuernavaca que anunció hace unas semanas Maribel Guardia, debido a la ola de violencia e inseguridad que se vive en La Ciudad de la Eterna Primavera.
“SABEMOS QUE TIENE UN VALOR SENTIMENTAL IMPORTANTE”
¿En qué va el proceso de repartición de bienes de Joan Sebastian? Tenemos ya un mes con los tribunales cerrados debido a la pandemia. Antes, culminamos la primera parte, que era reconocer a los nueve coherederos; la segunda, que es el apartado de inventarios y avalúos, y la tercera, que es un acto de notificación al tribunal y a los propios coherederos sobre cómo se podrían dividir los bienes o ponerlos a la venta, y el recurso que se obtenga se distribuya de manera equitativa. ¿En qué postura están los coherederos? Hemos tenido reuniones constantes con sus abogados, mínimo una cada 15 días. Eso ha permitido entablar un diálogo interesante. Ha habido diferencias mínimas normales, pero la coincidencia nos ha permitido avanzar. ¿Cómo han enfrentado los gastos que generan las propiedades? Estamos tratando de generar los ingresos necesarios, porque se requiere el trabajo de los empleados. El rancho de Teacalco, que Joan habitaba, consta de 29 propiedades que él fue comprando hasta hacer una propiedad enorme. Se requieren como 20 personas para atenderlo, pero estamos haciendo que cinco hagan lo indispensable, como mantenerlo, darle de comer a los animales y atenderlos clínicamente... Es un trabajo complicado, cuyos salarios se cubren con regalías de las canciones y los discos que están por salir. Le hemos padecido para sacar los gastos que se generan.
“SÓLO DEJÓ OCHO MILLONES DE PESOS EN EL BANCO”
¿Han considerado vender alguna propiedad para solventarlos? Le propusimos a la juez encargada del litigio que nos autorice la posible venta de una de las propiedades, y está por hacerlo. Puede ser el rancho de Teacalco, Guerrero. Sabemos que tiene un valor sentimental importante, pero es muy grande; además, tiene liquidez para darle plusvalía y sostén adecuados. Ya se platicó con los herederos. Nosotros no tomamos una decisión sin antes consultarlo con ellos. ¿Quién vive ahí? Nadie. Joan fue siempre un hombre bondadoso, les dio todo a sus hijos. Cuando falleció sólo tenía ocho millones de pesos en el banco, no le gustaba tener dinero guardado. ¿Eso ha traído consecuencias? Sí. Nos dejó una buena cantidad de inmuebles, vehículos... y sin ingresos. Es complicado. Era tan confiado, que muchas propiedades las compró sólo bajo palabra; hizo un recibo a mano en una servilleta de restaurante. Por eso ha sido difícil conseguir los documentos que justifican las propiedades.
AHÍ CONSTRUIRÍA SU MÁS GRANDE SUEÑO
Asentado en varias hectáreas de la comunidad de Teacalco, Guerrero, el Rancho Cruz de la Sierra fue el consentido del también llamado Huracán del Sur. Además de una casa de campo y un salón para albergar eventos sociales, cuenta con caballerizas, un ruedo, río natural y un lago artificial rodeado de vasta vegetación. A partir de 2010, Joan Sebastian invirtió parte de su fortuna para edificar lo que sería un lujoso hotel, y en cuyos jardines instaló un avión que proyectaba convertir en restaurante-discoteca. También probaría suerte en la crianza de ganado. Por algo bautizó el lugar como “El peor de mis caprichos”.