¡Vive con sólo un riñón! A un año de salvar la vida a su hermano, ADRIANA MONSALVE nos da cuenta de este acto de amor
TEXTO: RICARDO CRISTINO • FOTOGRAFÍAS: GETTY IMAGES, CORTESÍA
Su padre padeció una enfermedad poliquística del riñón, un tipo de insuficiencia renal congénita. Hace 25 años, recibió trasplante de un joven cuya madre donó todos sus órganos. Gracias a eso, Adriana Monsalve pudo disfrutar 10 años más a su papá, quien la vio graduarse y casarse.
Desafortunadamente, el mal le fue heredado a su hermano Adrián. Justo fue la vivencia con su padre la que hizo que la conducta de TUDN decidiera, sin flaquear, protagonizar un verdadero acto de amor. Ella nos lo cuenta.
“MI MAMÁ FUE QUIEN MÁS TEMOR SINTIÓ”
¿Cómo se dio esta situación?
En agosto de 2018, cuando regresé del Mundial de Rusia, mi hermano me comentó que sus riñones estaban muy deteriorados y habían dejado de funcionar. Le dije estar dispuesta a hacerme una prueba para ser donante y saber si era compatible. Así lo hicimos y resultó positiva. De ahí fui a las pruebas para saber si una puede vivir con un solo riñón, y en diciembre ya estaba aprobado. Nos dieron fecha de trasplante para febrero; todavía me fui a la cobertura del Super Bowl, el 2 de febrero en Atlanta, y el martes 4 fue el trasplante. Es el orgullo más grande que siento, y lo hice después de ser madre.
¿Con quién tomaste la decisión de donar el riñón?
Yo la tomé hace 25 años. Me hicieron muchísimas pruebas para la donación, y una trabajadora social me preguntó: “¿Le consultó a su esposo sobre esta decisión?”. Le contesté que yo la había tomado. Mi esposo ya me había dicho: “Si tú no eras compatible, yo me hubiera hecho la prueba”. Sabía que él me iba a secundar en cualquier decisión que yo tomara. Mi mamá fue quien más temor sintió al ver a sus hijos envueltos en una operación, pero lo trabajamos en familia y gracias a Dios todo salió bien.
“ME HIZO SER MEJOR PERSONA”
¿Te cambió la forma de ver la vida?
Totalmente; mi vida es antes y después de donarle un riñón a Adrián. Ahora soy más humana, le doy importancia a las cosas que antes no la tenían. Me hizo ser mejor persona, más susceptible al dolor ajeno, a la necesidad de tanta gente que requiere un órgano. Yo viví una experiencia muy bonita: a través de mis redes sociales se me acercó una muchacha; quería hablar conmigo de la donación de órganos. Me contó su deseo de donar un órgano a su esposo, y al ver lo rápido que yo me recuperé, me dijo: “Lo quiero hacer”. Ahí es cuando uno dice: “Hice algo bueno y la enseñanza está ahí. Al menos a una persona impacté”. Soy una embajadora de la donación, de amor y de ser un ejemplo para muchas personas. Lamentablemente, la cultura hispana es la que menos dona órganos por muchos mitos que existen alrededor de este tema.
Siendo líder de opinión, ¿estarías dispuesta a crear una fundación?
Claro que sí, y le pondría el nombre de mi papá. Estoy muy involucrada en fundaciones y asociaciones relacionadas con la enfermedad poliquística del riñón, y les he dicho que hay puertas abiertas para lo que ellos quieran comunicar. Llega un punto en la vida en que uno recibe tantas bendiciones, que ahora lo que queda es repartirlas: de las cosas más lindas está el dar.