ANA LA SALVIA disfruta su vida de casada en Canadá, y confiesa que su esposo tiene el don paternal, tanto que sus hijos menores, fruto de su primer matrimonio, ya lo llaman “papi”
TEXTO: LILIANA LEJARAZU • FOTOGRAFÍAS: OCTAVIO LAZCANO, PHOTOAMC, ARCHIVO
A siete meses de casada, Ana La Salvia nos compartió lo feliz que es con su esposo, James McKenzie, en Canadá, a donde se mudó en junio pasado al lado de sus tres hijos, Briana, de 14 años; Emiliana, de 12, y Santiago, de 10.
La aventura de empezar una nueva vida, dijo, ha sido muy divertida, y ha conocido un lado de su marido que desconocía: su faceta paternal, ya que el empresario siempre está al pendiente de sus tres retoños, la acompaña a las juntas escolares, les ayuda a hacer tareas y, gracias a eso, Santiago y Emiliana lo llaman “papi”. Sobre esto y más nos platicó la actriz en su reciente visita a la Ciudad de México.
“LA LUNA DE MIEL DURA MUCHO TIEMPO, PERO AHORA QUIERO QUE ME DURE TODA LA VIDA”
Hace rato que no te vemos en México, ¿cómo te ha ido?
Estoy muy feliz, me mudé en junio a Canadá, estaba instalando a mis hijos, con la escuela, otro idioma... Sí fue difícil, pero padre; mis hijos nacieron en Estados Unidos, estudiaron en Miami y ya saben más o menos cómo es el sistema, pero es otro cambio, y dejar a sus amigos les dio nostalgia, aunque tampoco mucha, porque con la tecnología todo se hace cercano.
¿Entonces tus hijos se han adaptado bien?
Sí, están muy contentos, afortunadamente la mamá de mi esposo es venezolana y eso hace que la parte latina no se pierda y haya mucha calidez en la familia.
¿Qué tal te ha ido en tu vida de casada?
Divino, estoy de ama de casa, me llevé a mi nanita de México, le ayudo a mi marido en sus negocios, me ocupo de llevar a mis hijos y traerlos, hasta agarro el autobús... Soy toda un ama de casa.
¿Sigues de luna de miel?
Sí, generalmente la luna de miel dura mucho tiempo, pero ahora quiero que me dure toda la vida, estoy muy feliz, aunque debo decir que no pudimos salir porque justamente nos mudamos a Canadá, entonces todo fue estar con los niños para que se adaptaran, y ahora que ellos se van con el papá en Año Nuevo, vamos a aprovechar para irnos.
¿A dónde se van a ir?
No va a ser muy lejos por el tema de que tengo que estar pendiente de mis hijos, pero James me dijo que va a ser en Tofino, que es una playa muy bonita en Canadá, o que si quería ir a Cuba o México, y le dije que como quisiera, porque donde esté él, yo estoy contenta.
Te tocó difícil por los niños...
Sí, me acabo de cambiar y tengo que estar al pendiente de ellos.
“LO QUE MÁS ADMIRO DE ÉL ES QUE TIENE ESE DON PATERNAL”
Lo bueno es que han tenido paciencia...
Sí, bueno, yo porque soy su mamá, pero él, impresionante; de hecho, mi hijo le dice daddy, mi hija también, y la grande le dice James. Lo que más admiro de él es que tiene ese don paternal que a veces no lo consigues en todos los hombres, y él lo tiene muy arraigado, se sienta con mis hijos a leer, le ayuda a mi hija en las clases de matemáticas, a mi otra hija con su proyecto de ciencias, va a las reuniones de la escuela conmigo... me siento superapoyada.
¿Te gustaría tener más hijos?
Ahorita ya no, si hubiera sido cinco años atrás, sí, pero mi hija tiene 14, la otra 12 y el otro 10, entonces, arrancar de nuevo significa que me tengo que quedar, que no puedo trabajar a mi ritmo; James también tiene sus dos hijos, de 30 y 32 años, y acordamos que él tiene sus dos, yo mis tres y tenemos cinco, lo que queremos es que arranquen bien mis hijos y podamos viajar juntos, disfrutarnos... Aparte, a mi edad ya no es lo mismo.
¿Extrañas la actuación?
No, dejé de actuar hace poco, estuve en la obra Divinas, y el año que entra continúo, digamos que ahorita fue un poquito de adaptarme en Canadá, pero no voy a dejar de trabajar, porque aparte mi marido me deja trabajar y yo amo lo que hago, es mi pasión, entonces voy a estar viajando a México, Miami y Los Ángeles por trabajo.
¿Hay proyecto en puerta?
Tengo un proyecto de unas cantadas, que mi mánager no me ha dicho de qué es, sólo me preguntó: “¿Tú cantas?”. Y le dije: “Sí, pero nada más una octava y media, no le paso más, ¿pero qué es?”. Y no me quiso decir, justa- mente para que yo no lo diga, pero amo mi carrera y no la dejaré.