BRAD PITT hace la faena y se deja querer por cientos de fanáticos a los que consintió con selfies, abrazos y autógrafos
TEXTO: SALVADOR FRANCO Y GABRIELA DE LOS SANTOS FOTOS: EDSON VÁZQUEZ, JAVIER ARELLANO, JAIME NOGALES, GETTY IMAGES
Nadie imaginó que el lugar donde alguna vez existió una mítica plaza de toros al norte de la capital del país recibiría a una de las más grandes estrellas de Hollywood, cuya sola presencia bastó para enloquecer a cientos de personas. Y es que el Toreo, convertido ahora en un moderno centro comercial que solamente conserva su domo geométrico, vibró la noche del martes con la simpatía y el carisma de Brad Pitt, quien dio y recibió cariño por igual. Quince minutos antes de las 19:00 horas, los gritos desgarradores de la audiencia anunciaban que el astro del séptimo arte estaba listo para recorrer la alfombra naranja de Había una vez en... Hollywood, de Quentin Tarantino, quien unas horas antes canceló su visita a la Ciudad de México. Pero Brad no iba a plantar a sus miles de fanáticos mexicanos, a quienes, por el contrario, les retribuyó su paciencia con selfies y autógrafos que, al igual que en sus películas, lo convirtieron en un héroe de la audiencia.
SE DEJA QUERER “¡Brad, hermano, ya eres mexicano!”, se escuchaba gritar en el patio central de la plaza, junto con porras y ese coro tan futbolero de “Olé Olé-olé-oleeé, Brad Pitt-Brad Pitt”. El exesposo de Jennifer Aniston y Angelina Jolie respondía divertido, se acomodaba el sombrero y respondía saludando con la mano y con esa sonrisa eterna que lo ha convertido en uno de los hombres más atractivos del planeta. “¡Y con ustedes, Brad Pitt!”, gritó desde su micrófono la conductora de la alfombra, desatando así la ovación más grande de la noche mientras Brad descendía por unas escaleras eléctricas ataviado con un traje beige, una camisa tipo polo color mostaza, botas de gamuza y un sombrero clásico fedora de paja con lazo de cuero. Desde ese momento y durante las dos horas siguientes, el actor de Babel, Seven, 12 monos, Guerra mundial Z y El curioso caso de Benjamin Button, se dedicó a consentir a sus fans.
LO CUIDAN DE LEJITOS Custodiado a la distancia por su equipo de seguridad para evitar salir en las fotos, William Bradley Pitt recorrió la alfombra naranja conviviendo de manera afectuosa y cercana con sus fans, a quienes ayudaba ya sea para que la selfie saliera de la mejor manera, o pasándoles el plumón que tiraban debido a los nervios. Hubo incluso quienes buscaron abrazarlo, a lo que él respondió siempre con afecto, cariño y respeto a un público que, sabe, lo ha seguido durante años desde la butaca de cine.
AMOR POR MÉXICO “No hay nada que se pueda comparar con hacer cine, excepto cuando llega el momento de compartirlo con ustedes, el público”, dijo el intérprete, quien también habló de su experiencia en la capital del país: “Llevo un par de semanas aquí y ha sido muy divertido. Amo México. Es muy cool ver todo, la ciudad ha sido asombrosa y siempre hay mucho qué explorar”, comentó Brad, quien aseguró que su segunda experiencia con Tarantino fue “lo mismo que Bastardos sin gloria pero con esteroides”. “No hay sets como los de Quentin. Él tiene este amor por el cine que está reflejado en cada escena de esta nueva aventura”, adelantó. En Había una vez en... Hollywood, el cinco veces nominado al Oscar da vida al doble de un conocido actor de los años 60 (Leonardo DiCaprio), con quien se embarca en una aventura en busca de fama y reconocimiento mientras la industria se cimbra por los asesinatos cometidos por el grupo liderado por Charles Manson. La cinta, que formó parte de la competencia oficial de la pasada edición del Festival de Cannes, se estrenará en México el próximo 23 de agosto.
BIEN CUSTODIADO Cerca de las 20:30 horas, el actor fue llevado a un estacionamiento trasero en la plaza para salir del lugar, y fue escoltado por cuatro camionetas hasta llegar a su hotel en avenida Paseo de la Reforma.