La película DULCE FAMILIA significó un enorme reto para FERNANDA CASTILLO al subir casi 15 kilos ¡que ahora no se decide a perder!
Texto: Berenice Villatoro Vázquez Fotos: Videocine, Cortesía
Fernanda Castillo es una de las actrices más arriesgadas en cuanto a moldear su figura se refiere, ya sea que la veamos perdiendo 10 kilos de grasa y reafirmar músculo para su personaje Mónica Robles en El Señor de los Cielos, o subiendo casi 15 kilos para convertirse en una chef con sobrepeso en la película Dulce familia. La actriz nos revela el difícil proceso de convertirse en Tami, su personaje en la cinta, así como la lucha contra la báscula que ha tenido durante su carrera, ya que en algún momento sufrió maltrato para que se viera cómo se esperaba que una mujer debía verse en un proyecto televisivo, situación que la hizo más fuerte y le permitió cerciorarse de que lo más importante es quererse a uno mismo siendo la talla que seamos. “SIEMPRE HE TENIDO PROBLEMAS PARA MANTENERME EN PESO” Cuéntanos de Dulce familia y de Tami... Ella tiene una pareja que la ama, vive dentro de una familia sumamente represiva que todo el tiempo está juzgándola, pues tiene unos parámetros brutales de belleza, ya que la mamá es actriz, una hermana es nutrióloga y otra hace Photoshop a las famosas en una revista. A pesar de ello, es muy feliz de ser quien es. Al principio de la historia su novio le pide matrimonio y ella quiere usar el vestido de novia de la mamá, en una búsqueda de aceptación de su parte, y no le queda. Entonces entra a este juego de tratamientos, dietas y exigencias estéticas para, en el proceso, darse cuenta de quién es ella realmente y lo que verdaderamente importa. Al inicio de la película la vemos tan feliz; luego, cuando está a dieta, muy triste... Sí, ella es feliz. La dieta es el peor castigo que nos pueden poner, para hombres o mujeres, para quien sea. ¿Cómo desarrollaste este momento como actriz? ¿Te ha pasado algo así de ponerte a dieta? Yo he hecho dieta desde que tengo 12 años; de niña era bailarina y ya era muy alta, entonces me decían: “¿Quién te va a cargar con esa cadera y esa altura?”. Siempre he tenido problemas para mantenerme en peso, pero eso la gente no lo sabe; uno disimula cosas que no le gustan, como hacemos todos, y cuando mi carrera logró un buen nivel haciendo un personaje como Mónica Robles en El Señor de los Cielos, yo ya había bajado 10 kilos a base de una dieta rigurosísima y corriendo siete kilómetros diarios, sólo para hacer ese personaje. La gente se acuerda de mí en ese momento y piensa que soy una flaca que puede comer con gusto, pero no es cierto. “SUBÍ A TRAVÉS DE PURAS GRASAS” Entonces, interpretar a Tami fue todo un reto... Claro. Por principio requirió transformar mi cuerpo, y eso era parte de lo que más me emocionaba y me hacía reflexionar: “Yo soy la misma actriz, pese lo que pese”, y quería darme cuenta de si me empezó a ir bien porque había bajado de peso para Mónica Robles, o si era por ser actriz; era parte de preguntarme eso y de retarme. Con Dulce familia enfrenté a mis propios demonios, pero también tenía que encontrar este momento de que (con el peso) Tami fuera feliz y encontrara a alguien que se acepta y se ama como es. Eso era lo más difícil, sobre todo porque a mí me ha costado tanto hacer eso en la vida real. Además de eso, Tami es superexitosa, tiene su propia tienda y lo que muchos desearíamos tener... Sí, cosa que además no tiene nada que ver con lo que peses. Tiene que ver con lo que te apasiona, con el trabajo, con las oportunidades, con un montón de cosas, pero al menos aquí vemos que el amor propio tiene mucho qué ver, la energía que mandas al universo y cómo éste te contesta. Incluso su mundo se empieza a destruir a partir de que inicia la dieta, a traicionarse a sí misma por intentar conseguir la aprobación de los demás, y eso me hizo pensar en qué tanto nos afecta el cómo quiere nuestra familia que nos veamos, en cómo estamos viéndonos a nosotros mismos. ¿Cómo le hiciste para subir de peso? No tuve tiempo de ir a un nutriólogo porque tenía que lograrlo en tres meses. Primero se hicieron las escenas de cuando el personaje ha bajado de peso, y luego ya las del principio, porque no había tenido tiempo suficiente. Además, no subo de peso de forma pareja, necesitábamos que se me viera más en la cara. La verdad es que no pudo ser un régimen cuidado, y sé que arriesgué la salud, aunque gracias a Dios no pasó nada, pero ha sido más difícil el proceso de bajar de peso porque subí a través de puras grasas, era lo que tenía que hacer. ¿Cuántos kilos subiste? Subí 12 kilos; cuando empecé pesaba 58 y llegué a pesar 70. “ES UN RETO QUE ELEGÍ Y ME QUIERO VER ASÍ” ¿Ya recuperaste tu peso? No, ya pasó un año y no lo he logrado, pero también ha sido porque he estado trabajando mucho y porque este ha sido un proceso que he tenido que aceptar, un reto que elegí, que ahí está el personaje y, además, es un proceso que me ha hecho darme cuenta de cuál es mi verdadero valor y cómo me quiero ver, porque yo me quiero ver así y no por los estereotipos. ¿Alguna vez en tu carrera alguien te dijo: “Tienes que bajar de peso” de forma negativa? Me acuerdo que cuando era muy chavita y empecé a trabajar en televisión, llegó una productora y me dijo: “Te vamos a comprar una fajita. Hay unas muy buenas y te la vamos a traer”, y pensé: “¿Qué? Tengo 20 años, ¿cómo que una fajita?”. Me dolió en el alma, me hizo sentir que tenía algo mal, y fue además una época en la que yo sólo comía lechuga y pechuga, y subía de peso únicamente por la presión. En la actualidad este concepto de belleza está tácito en las redes sociales, en lo que vemos en los diseñadores, alrededor de nosotros, y aunque no te digan algo directamente, son tantos los mensajes, y es muy difícil para los hombres y las mujeres vivir con esa presión. ¿Por qué decides contar la historia de Tami? Porque es una historia que yo he vivido. Más allá de que fuera un tema actual, lo hice porque me ha pasado, de querer comerme un pastel y decir: “No, porque mañana tengo unas fotos”. Yo he estado en ese proceso de no sentirme bonita porque no me quedan los jeans que antes sí me quedaban. Toda mi carrera he sentido lo mismo que ella, esa presión, y quería mostrar que existe una mujer que es exitosa y amada y valorada con otro peso que no sea el de talla cero. En Dulce familia te vemos al lado de Vadhir Derbez, que también subió de peso, ¿cómo viste su proceso en la cinta? Padrísimo. Creo que con la película estamos rompiendo una idea que el público pudiera tener de nosotros, de que sólo nos vemos de determinada manera, y demostrar que podemos ser mucho más que eso. Me encantó que Vadhir agarrara el reto.