Guadalupe Pineda disfruta la vida en familia y el lanzamiento de un disco que “muestra de dónde vengo”
TEXTO: Alejandro Salazar Hernández FOTOS: Ricardo Cristino, Web A diferencia de muchas personas, Guadalupe Pineda ama los aeropuertos. La razón es sencilla: le encanta viajar, ya que esa experiencia está íntimamente ligada a su profesión. “Y casi siempre voy a algo bonito: a trabajar, a subirme a un escenario, a enfrentar a un nuevo público, a estrenar una canción o un disco”. Esa emoción justo la envuelve ahora, luego de que la semana pasada salió al mercado su reciente grabación, Homenaje a los grandes compositores, en la que a través de una selección de temas interpretados a dueto con grandes cantantes “muestra de dónde vengo”, dice la cantante del trabajo producido por Armando Ávila, y en la que es acompañada por Armando Manzanero, Pablo Milanés, Óscar Chávez, María León, su primo Pepe Aguilar, sus sobrinos Leonardo y Ángela, Raúl Di Blasio y La Sonora Santanera, entre otros. Orgullosa abuela de dos nietos, la jalisciense también nos habló de esta faceta en su vida, y compartió su felicidad de haber celebrado hace unos días 20 años de matrimonio con Antonio Lozano Gracia. “LA NUEVA VERSIÓN DE TE AMO CON PABLO MILANÉS ME HACE LLORAR” ¿Qué tanto se implicó en la selección de los temas? Totalmente. Soy una metiche (risas)... en buen plan; también me gusta producir. Es que, si no siento las canciones, no las puedo interpretar; es fundamental que con éstas se me ponga la piel chinita o me provoque una profunda alegría o tristeza. Hay canciones que hacía tiempo tenía ganas de cantar y no lo hacía, y también invitados con los que tenía ganas de cantar y no lo había hecho. Para alguien tan sensible como usted, ¿qué tan difícil fue cerrar la cuenta en estos 14 números? Mucho, quedaron muchos fuera; esperemos poder grabar un volumen II, pero cada canción tuvo un porqué, y le dimos prioridad a aquellas que me dan algo muy especial. Por ejemplo, cuando escuché El tiempo de ti, de María León, me gustó muchísimo. Cuando elegí Amor de los dos, que canto con mi primo Pepe, lo hice porque ya la habíamos interpretado alguna vez y me encantó cómo nos salió. Además, el compositor es uno de los grandes autores del cancionero mexicano, don Gilberto Parra. ¿Alguno de esos temas determinó su vida personal o artística? Sí, Te amo, me cambió el destino, y ahora cantarla junto con Pablo Milanés es un agradecimiento eterno a la vida. Ese tema, de venir de cantar a públicos pequeñitos, me permitió que en 1984 se vendieran un millón y medio de discos. Grabarla ahora en el 2018 con Pablo Milanés en una versión que me hace llorar, es algo muy especial. Entre los duetos figura uno con su primo Pepe Aguilar y otro con sus sobrinos Leonardo y Ángela, ¿cómo fue trabajar con la familia? Increíble, bellísimo... Fue un agasajo. El talento de mi primo Pepe cantando Amor de los dos es único, tiene una gran voz y sentimiento a flor de piel. Rendirle un homenaje a mi tío, don Antonio Aguilar, con El cantador y Tristes recuerdos, al lado de mis sobrinos, fue una gran responsabilidad, porque había que dar todo de sí cantando en familia. ¿Se dio algún caprichito en esta producción? Sí, con Procuro olvidarte, composición de Manuel Alejandro. Tenía una ilusión enorme de que me acompañara Raúl Di Blasio en el piano, y el arreglo que hizo para este tema con sólo ese instrumento y chelo es una delicia. “MI MARIDO ES UN HOMBRE MARAVILLOSO, ES MI FAN” Para interpretar estos temas suponemos que debe estarse en buena forma en todos aspectos; a usted la vemos plena. ¿La vida le sonríe permanentemente? Absolutamente. No puedo negar que he tenido tragos amargos, muy amargos, duros y difíciles, pero en este momento estoy muy contenta, tranquila... Mi familia está bien, dichosa, con una hija maravillosa, con mi madre todavía bien a sus 91 años, con mis hermanos... Para mí, la familia es fundamental. Profesionalmente estoy en uno de los mejores momentos porque tengo la voz plena, estoy cantando muy bien y con un muy buen disco. Un buen detalle para festejar 20 años de matrimonio con su esposo, Antonio Lozano Gracia... Efectivamente. Los cumplimos el 3 de noviembre y también estoy muy agradecida por eso. Veinte años se dice fácil, pero han sido de relación maravillosa con un gran hombre que ha sabido ser hijo de mi mamá, hermano de mis hermanos, padre de mi hija, abuelo de mis nietos... Antonio es un hombre maravilloso que además apoya mi carrera. ¿Cuál de los temas incluidos en su nuevo disco es el que más le gustó a él? Todos (risas), pero Te amo (Yolanda) con Pablo Milanés, ¡uy, le encantó! Él es mi fan. Déjenme decirles que lo era desde antes de conocerme, ¡tenía todos mis discos y se conoce todas mis canciones! ¿Le hace segunda? A veces, a veces. Él es abogado, pero también estudió piano en el Conservatorio Nacional de Música. Es un melómano; le gusta el jazz y en general toda la música. Usted alguna vez manifestó: “La música me ha hecho feliz, me ha salvado en muchos momentos”. ¿De qué la ha salvado? De momentos en los que pensé que para mí se había acabado la carrera, por ejemplo. Cuando escucho una nueva canción y empiezo a entonarla, vuelvo a sentir ganas de vivir, de seguir mi carrera y de sentir esa alegría de estar frente al público. Soy una mujer feliz y lo agradezco a la vida, porque todos los fracasos, vicisitudes y dificultades que he tenido me han hecho lo que soy: un buen ser humano que trata de entender y amar a los demás. Soy resultado de mi pasado con las tristezas, fracasos, alegrías y grandes triunfos que he tenido. “MIS NIETOS TRAEN EL DON DEL CANTO” Su carrera le reportó el año pasado el Premio a la Excelencia de la Academia de los Grammy Latinos. A raíz de esto, ¿se ha vuelto más meticulosa en su carrera? Siempre lo he sido. Siempre he sido un abogado del diablo; es decir, siempre estoy viendo en qué fallé o en qué puedo mejorar, por qué no salió una cosa bien... Siempre busco la superación. Lo que sí me dio ese reconocimiento fue un aire nuevo, ganas de seguir luchando y seguir adelante. Recibirlo fue para mí un enorme honor que voy a agradecer toda mi vida. Además de cambiarle la vida, ¿le hizo cotizarse más alto? Recibir el Grammy es una responsabilidad de hacer cada vez las cosas más excelentes. En cierto sentido me exigió más de mí misma para seguir siendo mejor cantante. Las abuelitas son determinantes en la formación musical de las familias, ¿usted cumple esta tarea con sus nietos? (Risas.) Claro. Qué bueno que me lo preguntan, hay que impregnar a los niños de música. Así como lo hice con mi hija, que le cantaba, le leía cuentos y componíamos canciones juntas, ahora como abuela canto con mis nietos, bailamos... Y los dos tienen un oído musical increíble; el más grandecito, de cuatro años, toma clases de piano y canto y tiene una voz hermosa. Son muy musicales. ¿Y los motiva? Sí, les regalo violincitos de madera, guitarritas... También les tengo un piano en la casa y recientemente les llevé un pianito que se enrolla para que viajen con él a todos los lugares... Ojalá tengan esa vocación. Traen el don, ya veo que lo traen y hay que incentivarlos. ¿Qué les canta? De todo: canciones infantiles de Cri Cri, canciones rancheras, boleros y hasta de pronto ópera. Mi hija se encarga de ponerles el disco Un mundo de arrullos que grabé con canciones de distintas partes del mundo y oyen cantar a su abuela en nueve idiomas. ¿Cambiaría por algo todos sus logros? No. Los logros más importantes son los que tengo en familia: la tranquilidad de tener a mi esposo, a mi hija, a mi mamá, a mis nietos, y de ser la persona que soy; todo lo que ahí tengo me ha dado la oportunidad de obtener premios, no al revés. No me gané un premio y fui feliz, sino que por ser quien soy he recibido los premios; he pulido la voz, la cultura, la educación y el afán de ser empática con la humanidad.