?Soy un amarranavajas, eso se vale para informar y entretener’.
Gustavo Adolfo Infante determinó su destino profesional en plena adolescencia. A su casa llegaba el periódico Excélsior, en el cual su padre lo ponía a leer al columnista político Manuel Buendía. Admiraba su trayectoria igual que el desempeño de Juan Ruiz-Healy en el programa 60 minutos.
Esto, aunado a su idolatría por el trabajo de Ricardo Rocha en Para gente grande, y la necesidad de expresarse, lo llevaron a estudiar Periodismo en la escuela Carlos Septién García. Hoy, está a cinco meses de completar tres décadas de trayectoria en los medios de comunicación, contando con un programa de radio, Reporte última palabra; dos de televisión, No lo cuentes y En compañía de...; un portal de internet, gustavoadolfoinfante.com; además de dirigir la revista Teve, semanalmente publicada por Excélsior, y colaborar en el programa Un nuevo día, de la cadena Telemundo. Aparte de superar su timidez extrema, esta profesión le ha permitido disfrutar incontables satisfacciones, pero también vivir difíciles situaciones, las cuales detalla en entrevista.
Siendo que te gustaba el periodismo político, ¿por qué te decidiste por los espectáculos?
Por suerte. Una compañera de la escuela escribía en El Heraldo de México y un día me invitó a un debut de Lila Deneken. Yo escribía sin paga para el periódico Cuestión y, por recomendación de Lila, Pati Chapoy me dio trabajo. Así empecé en enero de 1985 en el mundo del espectáculo. Entonces la vida me sonrió por este ambiente donde es divertidísimo trabajar.
En tu opinión, ¿el periodismo de espectáculos también ha pecado en ocasiones de complaciente?
Más bien se volvió La jaula de las locas, una jotería donde predomina la falta de seriedad y profesionalismo. Ya cualquier muchachito gay cree ser periodista, cuando eso implica estudiar, trabajar y ching... Muchos de ellos no tienen criterio ni educación. Los oyes llegar con Silvia Pinal y le dicen ?Chivis?. ¡Cab...! ¡Más respeto! Además, están los famosos con sus hijos y les preguntan si tienen una enfermedad venérea. No tienen educación ni sentido común.
¿Tu estilo ácido te ha cerrado puertas?
Sí. Hay artistas que no me hablan, pero finalmente no pasa nada. Ser crítico te cierra puertas, pero te abre otras, como la del público, que es la más importante.
Hay quienes critican tu estrategia. Te acusan de falta de profesionalismo al amarrar navajas enfrentando inesperadamente en tus programas a los famosos. ¿Qué piensas de eso?
Que tienen razón, soy un amarranavajas. Pero todo es válido para informar y entretener al público. Si tienes la oportunidad de enfrentar a dos o más protagonistas de un chisme, ¡uta, se pone de pelos una bronca que yo no generé, sino que generaron ellos mismos! Además, la televisión es entretenimiento. Lo que hacemos es info-entretenimiento, informamos y entretenemos. Mientras no perdamos esa perspectiva, vamos en el camino correcto.
Has sido amenazado de muerte varias veces, ¿de qué manera te proteges a ti y a tu familia?
No tengo el dinero para traer guaruras que nos cuiden, pero vivo en un lugar seguro. Y es así no tanto por mi trabajo, sino por el mundo en que vivimos. Eso sí, nunca digo en redes sociales dónde ando y, si lo hago, es horas después de que ya estuve en el lugar. ¿Para qué me expongo? Gracias a Dios, nunca ha sucedido nada.
¿Te has arrepentido de dar alguna información?
Sí. Cuando secuestraron al papá de Los Temerarios comenté que era lógico si Adolfo Ángel andaba con relojes de oro a bordo de un auto deportivo. ¡Qué imbécil y estúpido comentario hice! Tanto que fui, busqué y le dije al cantante: ?Gracias a Dios, tu padre está con vida?. Fui un imbécil al decir eso porque si Adolfo Ángel gana su dinero tiene todo el derecho de traer el coche que le plazca, porque se lo gana con su trabajo. Son cosas que dices por falta de experiencia. ¿Qué me dijo él? ?Borrón y cuenta nueva, tocayo. No te preocupes?. Fue muy generoso y gentil.
Alguna vez Eduardo Yáñez te tachó de prepotente...
¡Imagínate! Un día el güey rompió una de mis grabadoras. ¡El prepotente es él! El público sabe quién es Yáñez: protagonista de telenovelas, pero también un verdadero patán. Recuerdo que me habló y me dijo que me iba a matar. Yo también le grité, porque era por teléfono. De haber sido cara a cara no lo hago, porque sí me rompe la ma...
¿Piensas en el retiro?
No. Me gustaría vivir toda mi vida de esto. Claro, el periodismo es una carrera que tampoco es un viaje por Disney World, aunque tiene altibajos y golpes fuertes que lo hacen muy emocionante.