Con seis meses de embarazo, Ingrid Martz y su esposo, Rodrigo Luque recibieron la feliz noticia que nos comparten en exclusiva
Texto: Liliana Lejarazu Fotos: Octavio Lazcano
No hubo nada más hermoso para Ingrid Martz y su esposo, Rodrigo Luque, que enterarse de que se convertirían en padres, pero otro gran regalo fue saber que el bebé que esperan es niña, y decidieron compartir ese bello momento con nosotros. La cita fue en su casa, donde ambos reventaron un globo que reveló la feliz noticia con confeti de color rosa y, por supuesto, saltaron de felicidad. Desde que Ingrid y Rodrigo se casaron, hace dos años, su plan era convertirse en padres, pero con todo y esas ganas, resulta que aún no tienen en mente el nombre para su hija, quien llegará a este mundo a finales de mayo. Con la emoción a flor de piel, los futuros papás nos platicaron cómo viven esta feliz etapa y su deseo porque su nena tenga un hermanito. “ESTAMOS MUY BENDECIDOS Y CONTENTOS” ¿Cómo se sienten de saber que tendrán una niña? INGRID: Ya estábamos felices de saber que vamos a tener un bebé, y superagradecidos por el simple hecho de ser papás, pero siempre dicen que la niña es la luz de los ojos del papá y la mejor amiga de por vida de la mamá, entonces, me parece una noticia hermosa...Creo que si hubiera sido niño estaría diciendo lo mismo, estamos muy bendecidos y contentos. RODRIGO: Que sea niña me causa muchísima ilusión porque son muy apegadas a los papás; a mí me encanta eso porque la voy a querer tener siempre conmigo y la voy a consentir muchísimo, pero no tanto para maleducarla. Ya es mi princesa. ¿Ya pensaron en el nombre? I: No, tenemos que sentarnos a platicar el asunto de los nombres para decir: “¡Es éste!”. Seguro ya hay algunos que empezarán a rondar en sus cabezas... R: Hay muchos nombres que están de moda, pero a mí me gustan los latinos. I: Es una decisión superdifícil, porque siento que el nombre marca tu personalidad, si te van a hacer bullying o no, cómo te van a decir... Realmente, cuando le das un nombre a un bebé es una decisión superimportante. Ingrid, ¿y qué tal ponerle a la bebé tu nombre? No me gusta nada mi nombre, nunca me ha gustado. Si me hubieran dicho cuando nací: “Te vas a llamar Ingrid”, yo hubiera llorado mucho. Me parece un nombre muy fuerte, siento que no tiene nada que ver con mi personalidad, a menos que Rodri diga lo contrario (risas). ¿Cómo te dice Rodrigo de cariño? Rana, dice que tengo cara de rana y está convencido de eso. R: Pero de una ranita bonita. I: Y la gente me dice “Güera”, Martz, de muchas maneras, pero casi nadie me dice Ingrid. ¿Ahora cómo se refieren a la bebé? I: Así, como bebé, y lloro mucho cuando le hablo, no sé por qué me da mu- cho sentimiento, ¡las hormonas te vuelven loca! ¿Qué puedes decir, Rodrigo, te ha dado lata Ingrid? Creo que ha andado bastante tranquila, siento que no le han pegado tanto las hormonas; de repente altibajos, sí un poco chillona, pero no como me contaban que se ponían las embarazadas. Dicen también que a los papás les dan antojos, ¿te ha pasado, Rodrigo? No, yo no; más bien, aprovecho que está el chocolate o el pastel para comer. I: Ahora hay cosas de comer en la casa que antes no había, pero se han ido quitando los antojos. Los tres prime- ros meses fueron intensos, y estamos entrando a una etapa normal. “HE SUBIDO CINCO KILOS Y MEDIO” Te ves muy bien, Ingrid, ¿cuánto has subido de peso? Cinco kilos y medio, y esperan que suba más. De verdad, me como todo lo que me ponen enfrente sin problema, pero siempre he sido delgada, siempre he tenido buen metabolismo, siempre he comido cosas sanas porque me gustan. Realmente soy amante de las verduras, las ensaladas, del salmón... eso es lo que se me antoja. También agradezco no subir tanto, porque tengo cinco operaciones de rodillas, ten- go rollo con el nervio ciático y una hernia de disco; hay que llevársela leve, porque al rato los dolores pueden ser tremendos, entonces, el peso me ha ayudado a sentir- me bien y a hacer un poquito de ejercicio. Rodrigo, ¿de qué forma has consentido a tu esposa? Comprándole lo que ella quiere comer. I: ¡Miente! R: (Risas.) Apoyándola, platicando, entendiendo sus sentimientos y esas hormonas que dicen que hay, que yo no las veo tan claras, pero siempre la consiento, entonces, no hay tanta diferencia ahora con el embarazo. La cuido mucho. ¿Ya iniciaron clases de algo para prepararse cuando llegue la bebé? I: Apenas nos dieron un curso superpadre de cómo aprender a distinguir cuando tu bebé tiene sueño, cómo ayudarlo a que concilie el sueño más rápido, enseñarlo a que sepa dormir sin apegos como al pecho o a rutinas, como llevarlo a dar vueltas en el coche, y cosas muy extrañas que hacen los papás. Fue una plática de unas tres horas muy interesante. También quisiera tomar el curso psicoprofiláctico, porque más allá de que te sirva o no para la hora del par- to, a los dos nos hace ser conscientes de lo que está pasando en mi cuerpo. ¿Han hablado sobre quiénes serán los padrinos de su hija? I: Todavía no, ni se me había ocurrido. ¿Ya tienen listo el cuarto para la bebé? I: No, nada, nos han dado regalitos muy lindos; creo que somos muy raros (risas). Y bueno, ahora que sabemos que es niña ya nos vamos a activar. El primer regalo que recibimos fueron unos zapatitos tejidos en color aqua que me dio una tía, y yo le compré unas botitas con peluche adentro porque yo soy muy friolenta, y se las escogí iguales a unas que tengo. ¿Quieren tener más familia? I: Sí, nos encantaría tener dos hijos, y Rodrigo está que ya casi pone la fecha, pero le digo: “¡Espérame, está ocupado! Ahorita no se puede”. ¿Así que desean tenerlos ligados? I: Estaría muy bien, pero como le digo: “Todo en la vida es paso a paso. Primero vamos a tener a este bebé, y ya que esté aquí podemos platicar del segundo”.