INÉS GÓMEZ MONT nos comparte el difícil proceso que vivió como mujer, esposa y madre tras salir victoriosa de una segunda cirugía cerebral
TEXTO: GRISEL VACA Y GABRIELA DE LOS SANTOS • FOTOGRAFÍAS: JOSÉ LUIS RAMOS, CORTESÍA INÉS GÓMEZ MONT, ARCHIVO, IG INÉS GÓMEZ MONT • DISEÑO: GERARDO CASTILLO GÁMEZ
Inés Gómez Mont se aferró a la vida y hoy festeja estar de pie y con fuerza. En septiembre pasado, la conductora se sometió a una segunda cirugía cerebral pare removerle un tumor benigno; la primera fue en 2017, en la que también le removieron un tumor, pero debido al rápido crecimiento de otro, el doctor sugirió otra intervención inmediata. Así que, apenas terminó sus compromisos en Familias frente al fuego, entró al quirófano. Afuera la esperaba su esposo, Víctor, quien ha sido el pilar para salir adelante. Hace unos días la encontramos en los pasillos de Televisa San Ángel, lucía sonriente y en paz; con esa actitud de luchar por la vida accedió a darnos una entrevista exclusiva, en la que recordó esta prueba de la vida y la manera en que la ha ido superando junto a su familia y su mayor tesoro: sus hijos. Hoy disfruta más su faceta como mamá, está concentrada en ello al cien por ciento, se está reconectando con cada uno de sus pequeños, y por fin su estado de salud va mejorando. Así nos lo compartió:
“MI HIJA ESTUVO CINCO MESES LEJOS DE MÍ, SIN QUE LA CARGARA”
¡Qué alegría verte de vuelta en Televisa y tan sonriente! Sí, estoy muy contenta, agradecida con la empresa y feliz de estar aquí. Vine a una actividad más de mamá que de mujer trabajadora, pero muy contenta de estar acá. Vimos a Mayito –hijo del esposo de Inés– por aquí... Vino de la escuela para conocer más de lo que es la televisión y la producción. Fueron a la cabina, conocieron los foros, los pusieron a conducir, a bailar y fue padre. Me gusta que conozca este mundo, y me pidió que lo acompañara. ¿Cómo estás después de todo lo que pasaste? Pues me vine de incógnita, he estado muy enfocada en mí. Uno de los jefes de Televisa pasó a saludarme y me dijo que ya quiere que trabaje, pero realmente ahorita no estoy con la actitud de concentrarme y arrancar. Todo lleva un proceso y quiero disfrutarlo. ¿En qué proceso te encuentras? Dedicada a mí, a mis hijos, en lo de la Fundación, que es un tema que me apasiona y en el cual estoy comprometida. Más adelante, con más calma, me reactivaré en estos pasillos, pero por ahora, lo único que he pedido es paciencia, y he recibido mucho respeto y cariño... Como me dice el doctor: “A ver, Inés, lo que necesitas es bajarle al ritmo de tu vida, darle prioridad a lo que es más importante”, y he puesto en una balanza lo que realmente me llena y qué puedo dejar en segunda instancia, y lo más importante es, sin duda, mi faceta como mamá, el cuidado de mis chiquillos. ¿Cómo está tu bebita, por cierto? Para ella (María), que tiene un año y medio, ha sido muy difícil este tiempo. Estuvo cinco meses prácticamente lejos de mí, sin que la cargara, en una etapa de desarrollo muy importante, entonces, estamos en un momento de reconexión.
“ME AGARRÉ DE DIOS Y DE LA VIRGENCITA”
¿Cómo vivieron tus hijos la situación? Creo que para Bosco y María fue más difícil porque no entendían muy bien el ambiente y el panorama que se vivía en mi casa; los mayores estaban más conscientes, y cuando me anunciaron que me tenían que operar, estaba a la mitad de las grabaciones de Familias frente al fuego, entonces me dio tiempo de preparar un poco a mis hijos emocionalmente de todo lo que se venía. ¿Cómo se prepara a un hijo con algo tan delicado? Con tranquilidad y paz. A ellos no les hablo con términos médicos de tumores y estas cosas, porque ni entienden y sólo se preocupan. Entonces les dije que me iban a operar de una bolita de grasa; la herida estaba cuidada, no queríamos que los niños la vieran porque iba a ser impresionante, traté de cuidar todos los detalles para que vieran o vivieran lo mínimo que se podía. ¿Y en el hospital? Ahí a lo mejor para ellos fue delicado, pero siempre me vieron sonriente; me esperé a que me vieran cuando me sintiera bien, era algo que tenía muy claro para poder hablar con ellos y que pasáramos un buen momento a pesar de las circunstancias.
“Sentí miedo, pero no puedo hablar en pasado; aún nos puede pasar algo en cualquier momento”
¿Cómo le hiciste para mantenerte fuerte luego de recibir la noticia de un nuevo proceso? Yo creo que me agarré de Dios y de la virgencita; soy una mujer muy devota, me gusta siempre estar en contacto con los de arriba, y sabía que ellos tenían la última palabra. Llega un punto en el que sueltas el cuerpo o te haces más daño, entonces fluí, terminé mis compromisos laborales y traté de mantener todo en completo hermetismo, por mis hijos, para que nadie les dijera algo que no era real. ¿Sentiste miedo? Sí, cualquiera que vive una situación de salud grave tiene miedo, nos da miedo faltarle a los nuestros; a mí me rompe el alma, pero no puedo hablar en pasado porque nos puede pasar algo en cualquier momento, por eso digo que hay que vivir en plenitud, ya que no sabemos cuándo nos llegue el momento. La vida es muy corta y hay que aprender a disfrutarla, agradecer siempre la oportunidad de estar aquí.
“EL PELO CRECE, Y SI NO CRECIERA, TAMBIÉN ME VALDRÍA GORRO”
¿Cómo va tu recuperación? Bien; bajé mucho de peso: 10 kilos; he estado llevando una asesoría para poder estabilizarme anímicamente y recuperarme. Eso lleva tiempo. ¿Qué te dicen los doctores? Que me ven mucho más fuerte. Lo que pasa es que en este caso, la rehabilitación fue más tardada y complicada; voy a tener que seguir con mis revisiones, pero dicen que me ven muy bien, y prácticamente estoy dada de alta. ¿De qué forma lograste recuperarte emocionalmente de los cambios físicos que sufriste? Es complicado; la gente muchas veces nos ve en redes sociales y no saben realmente todos los problemas que tenemos. Muchas veces te pueden decir: “Te ves horrible, estás flaquísima, dientona...”, y pues sí, en mi caso bajé 10 kilos y soy dientona por naturaleza. A eso échenle que no tengo cachetes, me veo más dientona, pero, ¿qué es realmente lo importante? Me da igual si estoy dientona y flaca, ¡estoy viva! Además, también te raparon... Sí, pero el pelo crece, y si no creciera, también me valdría gorro; hoy en día no me importan esas cosas. El doctor me decía: “Estoy preocupado porque te tuve que rapar más de lo que te había dicho”, y le dije: “No me importa, me da igual si me rapaste más, ¡me salvaste la vida!”. Entonces, si estoy rapada por completo y nunca más me vuelve a crecer el pelo, y si me queda un cicatriz horrible, tampoco pasa nada; estoy sana, perfecta, estoy aquí para mis hijos, y eso es lo importante. De pronto no nos fijamos y podemos juzgar sin realmente conocer a fondo las situaciones de las personas. ¿Piensas compartir lo que viviste? Sí, traigo un tema de conferencias sobre mi historia, y me llegó por señales de la Divina Providencia, pero estoy concentrada más en estar conmigo, darme mis espacios, poder hacer lo que me gusta, pero a mi tiempo, descansar y recuperarme. Es admirable la actitud que siempre has tomado ante la vida... De hecho, mucha gente me decía que cómo seguía haciendo Familias frente al fuego sabiendo que iba a someterme a una cirugía de cerebro, cómo podía pararme ahí, sonreír y aplaudir... Pero creo que es la cara que debemos darle a la vida; y si mañana me dijeran que me quedan tres minutos de vida, también saldría sonriendo, no estaría llorando. Esa actitud me ha caracterizado desde hace mucho, y no sólo en cuestiones de salud, también en muchos problemas que he tenido en mi vida personal, entonces, hay que sonreír, porque tienes de dos: o te tiras a la lona o le echas ganas, sobrevives y lo haces con una muy buena actitud. ¿Qué les dices a las personas que atraviesan por un problema complicado de salud? Que no se den por vencidas, porque por mucho que te digan que el panorama no es bueno, claro que sí; el único que decide es Dios, y siempre existe una salida y una solución. A mí me daban diagnósticos catastróficos, pero al final del día existen los milagros. La mentalidad positiva siempre cambia las circunstancias, la voluntad de querer salir adelante puede cambiar por completo los panoramas y los resultados, entonces, hay que aguantar vara, dolor, pero seguir al pie del cañón, porque uno sale y la libra.
NUNCA DEJÓ DE SONREÍR
A Inés le extirparon un tumor benigno del cerebro, y aunque le llegaron a dar los peores diagnósticos, siempre mantuvo una actitud positiva, como lo vemos en estas imágenes que nos compartió.
“MI ESPOSO ME DIJO QUE ESTABA MUY ASUSTADO Y QUE TENÍA MUCHO MIEDO”
Además, tienes un gran marido que ha estado a tu lado siempre... Sí, es un santo. El pobre festejó su cumpleaños, nuestro aniversario y todo en la Clínica Mayo. Cuando estaba en el hospital le decía: “Imagínate si yo hubiera estado sola, con mis hijos, viviendo esto, ¡hubiera muerto del susto!”, porque sola no sé si habría podido con este paquete. Estoy muy agradecida de tener una pareja que estuvo conmigo y que nunca me soltó de la mano. Para mí ha sido un ángel, me ha hecho todo en la vida mucho más fácil. ¿Te dijo cómo vivió él esta situación? Sí, me dijo que estaba muy asustado y que tenía mucho miedo; yo creo que todos lo tenían, pero no me atrevo a preguntarles qué sintieron; me lo imagino, sé lo que pasaron y les pido perdón, porque nunca le deseas a nadie que pase una angustia, y menos por tu culpa, porque no fueron momentos fáciles para nadie. Ahora, ya por lo menos veo que mis hijos me ven de pie, fuerte, corriendo, me ven jugar con ellos y les veo su carita de ilusión; que me vean bien es lo mejor que les puedo dar, por ellos es que le estoy echando muchas ganas.