JOAQUÍN COSÍO, que en breve estrenará la cinta SONORA, compartió la revolución que significó convertirse en papá a los 50 años
TEXTO: SALVADOR FRANCO FOTOS: CORTESÍA ALBERTO HIDALGO
Joaquín Cosío vive uno de los mejores momentos de su vida, pero no únicamente por trabajar en proyectos como La venganza de Mascarita, Narcos o la película Sonora, sino porque su hijo de seis años se ha convertido en el gran motor de su existencia. “Tenía muchos miedos al tenerlo en una edad no tan joven, pero ha sido una reconciliación con el mundo y con uno mismo al lado de alguien que te ama de una forma frontal, desinteresada, entusiasta, etc.”, compartió el intérprete, quien está casado con la productora Sheyla Flores, hija del fallecido comediante Tony Flores. “LA PATERNIDAD ME CAMBIÓ LA VIDA DE MANERA ESPECTACULAR” ¿Le ha costado mucho llegar hasta donde está? Yo digo que he tenido muchísima fortuna, desde que pude trabajar como comunicador en Ciudad Juárez, hasta que pude hacer diseño gráfico y editar libros. Siempre he sido una persona afortunada, y el mejor ejemplo es que a los 50 años me convertí en papá. ¿Nunca lo imaginó? La verdad es que pensaba en casarme, pero en cuestión de meses mi vida cambia y tengo un hijo. Fue lo mejor que me pudo pasar. ¿Cómo ha sido ser papá a los 50? Disfruto muchísimo mi paternidad, y creo que mi hijo también. Claro que me gustaría tener un poco más de velocidad para jugar futbol con él y otra serie de habilidades que el tiempo va minando, pero si no puedo jugar a campo traviesa, lo hacemos mucho en casa.
La paternidad le cambió la vida... Sí, por supuesto. Me cambió la vida de una manera espectacular. “HE TENIDO UNA SUERTE EXTRAORDINARIA” En la actuación también ha tenido mucha suerte... Mi mirada no abarca los efectos de mi trabajo. No alcanzo a medir el éxito o la fama como se le pueda llamar en relación con lo que he hecho. Pero, ¿soñó con esto? Nunca tuve demasiadas aspiraciones ni sueños por alcanzar, para serles franco. ¿Qué perseguía entonces? Yo era un actor de teatro en Ciudad Juárez y nunca pensé siquiera hacer televisión, y menos cine. Todo eso fue fortuito, y al ser medios masivos, son los que más me han dado a conocer. ¿Se considera un hombre con suerte? Sí, he tenido una suerte extraordinaria. Yo no he elegido los proyectos, he tenido la suerte de que me han llamado para algunos como El infierno, Narcos y ahora Sonora. “ME GUSTAN EL TEQUILA Y EL MEZCAL” ¿Qué nos puede contar de su personaje? Es un hombre complejo pero fantástico, con la condición del alcoholismo que lo hace vivir en una decadencia, hasta que de repente se le presenta una última oportunidad para redimirse.
¿Cómo se prepara para encarnar a un personaje que aparece ebrio todo el tiempo? Hay que ensayar mucho (risas), y la verdad es que tenía bastante investigación de campo. Es una circunstancia del personaje. ¿Qué le gusta tomar? Los destilados, el tequila y el mezcal. Y vino. ¿Por qué Sonora será un proyecto entrañable? Por la aventura que significó filmarla en el desierto más profundo de México. Para mí, lo mejor de una película es hacerla, esa es para mí la gran experiencia que me puede ofrecer el cine. ¿Por qué debemos verla? Porque además de ser una película hermosa es muy oportuna, importante y trascendente en estos tiempo de xenofobia, de los discursos de odio, del conflicto de la migración y del racismo que estamos viviendo en México.