JULIÁN GIL abre su corazón y revela la lucha que viven su hija Nicolle y su yerno Íñigo por el cáncer que éste padece
TEXTO: GABRIELA DE LOS SANTOS • FOTOGRAFÍAS: GETTY IMAGES, CORTESÍA, IG NICOLLE GIL Y JULIÁN GIL
Aunque su boda civil se celebró en octubre pasado, Nicolle anhelaba vestirse de novia, ser entregada por su padre en el altar y casarse con el amor de su vida ante los ojos de Dios, sólo que éste le tenía preparada a la pareja una gran batalla. La primogénita de Julián Gil festejaría su boda el pasado 2 de mayo junto a su prometido, Íñigo Ariño y, desde hace un año, compartieron en sus redes sociales el paso a paso de este día tan esperado: la entrega del anillo, invitaciones, el vestido de novia y, finalmente, la despedida de soltera, que se festejó en febrero en Miami, donde Julián la sorprendió llevándole mariachis. Todo parecía marchar en orden, hasta que una noticia cambió por completo el proyecto de los novios: el joven español inició una lucha contra el sarcoma de Ewing, un tipo de cáncer que se produce en los huesos o alrededor de ellos. Ahora, salir vencedores en medio de una pandemia que se vive a nivel mundial, es el único plan en sus vidas.
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“NO HAY NADA QUE ME HINCHE MÁS EL CORAZÓN QUE AYUDAR”
Julián, ¿cómo has vivido esta cuarentena?
Ha sido una montaña rusa de emociones desde el día uno. Nadie estaba listo para vivir esta pandemia; yo he tenido incertidumbre, desesperación, pero también momentos de paz, aprendí a darle tiempo al tiempo, cuidarme y agradecer lo que tenemos.
Además, lo has aprovechado con un nuevo programa...
Sí, y estoy muy feliz con este proyecto, en el cual ya llevamos un mes al aire. Ha sido impresionante el cariño del público, de los compañeros que se han dado cita cada noche, y yo me divierto para transmitirle eso a la gente que está en casa.
¿De dónde surgió esta idea?
Los que me conocen saben que no paro, y esta idea nace del mismo encierro; las primeras tres semanas estaba volviéndome loco, así que pensé en estar en contacto con la gente combinando mi pasión con la conducción, así nació el show.
¿Qué fue lo que más te afectó en las primeras semanas?
La incertidumbre de no saber cómo afrontar lo que se venía, no saber cómo reaccionar o cuidarnos, qué hacer y qué no hacer.
¿Cómo te encuentras de salud?
Fueron días difíciles. Llevaba desde el domingo 10 de mayo sintiéndome raro, débil, ahogado en las noches y con síntomas de fiebre, además, diarrea. Fui directo con el doctor para hacerme la prueba de COVID-19, y afortunadamente salió negativa; llevaba dos días sin dormir entre síntomas y ansiedad, estaba estresado.
¿Quién te cuida en estos casos?
Tengo a mi hermana y grandes amigos, nunca estoy solo. Mi PR, Alberto Navarro, ha pasado la cuarentena conmigo, solo no he estado.
Te vimos entregando paella y haciendo labor altruista...
Siempre he estado ligado a ayudar; la vida me ha dado mucho, he sido bendecido y me he dado cuenta de lo valioso que es compartir lo que tenemos. No hay nada que me hinche más el corazón que ayudar. Esta vez entregamos comida a los que viven en situación de calle, los olvidados; lo hemos estado haciendo casi semanalmente de la mano de un grupo que se llama Hermanos de la Calle.
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“SE NOS JUNTÓ LA PANDEMIA CON LO DEL CÁNCER”
¿Cómo se encuentra tu hija, Nicolle? Sabemos que vive en España...
Ahí la situación fue grave, pero afortunadamente está bien. En su caso, se nos juntó la pandemia con lo del cáncer de Íñigo (su yerno), eso complicó la cosa, porque en pleno pico de la pandemia en Madrid, tuvieron que empezar con las quimioterapias; iban todos los días al hospital y eso fue preocupante, pero ella se portó como toda una guerrera.
¿Cómo ha vivido esta situación?
Gracias a Dios ha demostrado de lo que está hecha y lo bien que fue criada por su mamá, enseñándole valores. Está batallando junto a él, día y noche, las 24 horas del día, y yo me siento orgulloso como padre. Nicolle para Íñigo ha sido un bastón bien fuerte en esto, lo está motivando mucho.
¿Qué te decía?
Tuvo momentos muy difíciles, sobre todo, los primeros días, cuando recibieron la noticia; fue bien duro para ella, pero después lo tomaron positivamente los dos, y ahí están batallando día a día, de poquito en poquito.
¿De qué manera la apoyabas?
Le decía que tenía que arrearle, que era una prueba bien fuerte, pero que el amor los iba a ayudar a superar todo, que pasarían esto, y de eso estoy cien por ciento seguro.
¿En qué consistirá el tratamiento?
No tengo el detalle exacto, radioterapias semanales, cambios de alimentación, de hábitos importantes y, sobre todo, quimioterapias, que son lo más duro y aún están en ellas.
¿Has pensado en ir?
Cuando pase esto sí, será uno de los primeros viajes que quiero hacer para apoyarlos. Siempre estaré con mi hija, cerca o a la distancia, pero juntos.
¿Has hablado con tu yerno? ¿Hay buena relación?
Sí, llevamos buena relación, y siempre motivándolo, apoyándolo para que no se quite, porque estamos ahí todos batallando con él. El día que tengamos fecha nuevamente de la boda, estoy seguro de que será una doble celebración: casarse de frente a Dios y celebrar la vida.
¿Qué sientes al ver todo lo que ha vivido Nicolle?
La admiro, no dejo de pensar que es una guerrera, amiga, novia; en este caso, enfermera, cocinera... Veo cómo le prepara las medicinas a Íñigo, y su batalla por fuera; me siento feliz de ver la mujer que es.
¿Qué palabras te gustaría dedicarle?
Que me siento orgulloso de ella como padre, es uno de los tesoros más grandes de la vida, y sé que pronto volveremos a estar juntos.