KUNO BECKER vuelve al cine dando vida a una estrella deportiva en 108 costuras
TEXTO: NAYIB CANAÁN, SALVADOR FRANCO FOTOS: HÉCTOR GARCÍA, RICARDO CRISTINO, ARCHIVO
A Kuno Becker no le gusta el deporte, pero las ironías de la vida son tan grandes que lo han uniformado en varias ocasiones para darle vida a una estrella deportiva. Ahora regresa al cine convertido en un beisbolista que se enfrenta a una dura batalla para demostrar que la fuerza de sus sueños puede más que la adversidad. Con 108 costuras, el actor vuelve a la pantalla grande bateando un home run con el que ha recibido la aprobación de la crítica y el público. “LO QUE SORPRENDE AHORA ES LA HONESTIDAD” Ya triunfaste con una saga de películas sobre futbol y ahora vienes con una de beisbol, ¿qué otro deporte te gustaría experimentar en el cine? Pues no sé qué me toque; la verdad es que hace años no hubiera pensado que me iban a tocar estos personajes del ámbito del deporte. Lo que pasa es que no tengo esas habilidades, ellos son muy distintos a mí. Yo crecí tocando música clásica, que era mi profesión original, montando caballo y equitación; de hecho, eso fue lo más cerca del deporte que estuve. Yo no era de beisbol o futbol, era muy malo para eso, pero sí es chistoso porque ahora me toca hacer otro rol deportivo. El director Fernando Calife lo supo guiar muy bien para dar esta nueva perspectiva sobre el mundo de los beisbolistas de alto rendimiento.
¿Fue complicada la práctica?, ya que como tú mismo dices, no te gusta el deporte... Sí fue un reto importante; para mí fue el reto más importante, de hecho. Es difícil convertirte en algo que no eres, es complicado físicamente. Además, el tema emocional y sus complejidades... Lo otro fue un reto personal, como actor, tener esa misma expresión corporal de un beisbolista profesional. La película plantea la amistad entre dos hombres desde que eran unos niños, ¿en estos tiempos, y como va cambiando el mundo, se siguen dando estos casos? No lo sé, lo que veo es muy difícil. La verdad es que de pronto uno se va por el lado pesimista porque lo que sorprende ahora es la lealtad, la honestidad... Lo que vemos todos los días es la traición, la guarrada, la gente chiquita que insulta, la que tiene estos egos horrendos que no sabes cómo pelearlos. ¿Tú crees en las amistades de años? Yo creo que la amistad no tiene que ver con el tiempo. Puedes conocer a alguien que de pronto se convierte en tu hermano, una gran amiga o amigo, que quizá no tengas tanto tiempo conociendo. Yo tengo conocidos de hace 35 años y son eso, conocidos. El tiempo no tiene que ver con la amistad. “LA FRUSTRACIÓN PUEDE SER UN MOTOR” ¿Eres de pocos o muchos amigos? Creo que uno quisiera encontrar puras amistades sinceras en la vida, pero la verdad es que son pocas las personas en las que uno pueda confiar. Yo he tenido suerte en la vida de encontrar familia en amigos, gente que no son hijos de tus papás, pero son más hermanos que los biológicos. En 108 costuras vemos una escena en la que tu personaje se disputa el pase a la Serie del Caribe con el de José Ángel Bichir, pues sólo uno podía viajar. ¿También es una recurrencia en la profesión del actor? A todos nos ha pasado eso en muchísimas situaciones. Eso de la envidia buena y la mala no existe, existe la envidia y punto. Todos la hemos sentido, y el que diga que no, miente. Al final, creo que lo importante es convertirla en admiración. En este negocio, por ejemplo, uno está arriba y abajo. Yo he logrado trabajar en Hollywood y hacer películas, pero de pronto hay momentos en los que uno percibe que tal vez otros nos sobrepasan, ahí tenemos de dos: una es amargarte, frustrarte y envenenarte la sangre con la envidia que sientes; la otra es volvernos más necios en lograr lo que queremos y admirar a la otra persona. La frustración puede ser un motor para llegar a donde queremos. No quiero decir que esto nos vaya a hacer felices, sino que jugamos el juego serio de la vida, jugamos a ganar.
Debe ser muy satisfactorio que todavía puedas hacer personajes de veinteañeros... (Risas.) Realmente siempre me ha tocado hacer personajes más chicos de lo que soy. Pero se agradece mucho cuando te comienzan a dar otros roles. Por ejemplo, hubo una película en la que hasta me escribí un hijo. Creo que de pronto es mucho más interesante hacer personajes que van cambiando como tú, porque tienes más experiencias, más vivencias, y son más ricos a la hora de actuar. Los otros son personajes del chavito que sonríe y ya, eso ya lo hice muchísimo, gran parte de mi carrera. Llevo 25 años actuando y ahorita doy gracias a otros personajes. ¿Te siguen marcando éxitos como Soñadoras? Te confieso que cuando era chavito renegaba mucho, quería hacer otras cosas, ya ahorita que he hecho mucho cine, gracias a Dios, y cumplí varios de mis sueños, me divierte, porque son personajes que recuerdo con mucho cariño. Los hice hace más de 20 años y la gente todavía recuerda cómo hablaban. Soñadoras la retransmiten mucho, pero me llena de orgullo que nos recuerden, me da gusto saber que impactó de esa manera. El personaje de Rubén lo creé a mi medida, está muy padre.