Aunque procura comer sano y hacer ejercicio, LETICIA CALDERÓN nos confesó que guarda un secreto a sus hijos
TEXTO: GRISEL VACA • FOTOGRAFÍAS: JAVIER ARELLANO, IG LETICIA CALDERÓN, ARCHIVO
A diferencia de muchas actrices que hacen hasta lo imposible para que la edad no se les note (recurrir, por ejemplo, a procedimientos estéticos peligrosos que las dejan irreconocibles), a Leticia Calderón eso la tiene sin cuidado. La actriz no teme al paso del tiempo, está orgullosa de cada arruga en su rostro, y nos da sus razones. Además, nos confesó haber recaído en un vicio que muchos pensaban ya había dejado.
“DE JOVEN NUNCA ME CUIDÉ, FUMABA Y COMÍA PURA CHATARRA”
¡Te vemos igualita! El paso del tiempo no te ha afectado...
¡Para nada! Estoy orgullosa de mis arrugas, de mis canas, de mis lonjas, de mis kilos de más y de mi celulitis, porque son parte de mi vida. Mi cicatriz de la cesárea es la mejor, porque tuve la gran oportunidad de ser mamá. Estas arrugas (del rostro) significan que he reído y he llorado; las canas, que estoy orgullosa y he tenido experiencias. No puedo borrar mi pasado y no quiero hacerlo; estoy orgullosa de lo que he disfrutado y de lo que he logrado en la vida. Además, tarde o temprano, todas vamos a tener 80 años.
¿A poco no te harías un arreglito?
No puedo decir “de esta agua no beberé”, porque no lo sé. El día de mañana no sé hasta dónde me llegue la vanidad, pero por ahora estoy contenta así. Evidentemente veo a otras mujeres y digo: “¡Qué guapas!”, pero yo no le tengo miedo a la edad. A las mujeres se nos ha exigido más en ese sentido que a los hombres, porque ellos pueden estar panzones y pelones y les vale; en cambio, a nosotras se nos exige estar siempre con un cuerpazo, y pobres de nosotras si tenemos arrugas o se nos marca una línea de expresión, porque ya nos vemos viejas. Realmente eso nos debería valer, deberíamos dejar de estar preocupándonos por gustarle al otro. En mi caso, yo me gusto.
¿De qué forma te cuidas?
Por lo que me preocupo hoy en día es por tener salud, porque de joven nunca me cuidé, y fumaba comía comida chatarra, no hacía ejercicio, no me desmaquillaba, no usaba cremas ni ese tipo de cosas, pero desde que nacieron mis hijos me he vuelto muy ocupada del buen comer, de llevar una dieta balanceada, de hacerme estudios de laboratorio constantemente, en fin... Me da pavor morirme, porque tengo la responsabilidad de sacar adelante a dos jóvenes, entonces, ahora cuido mi alimentación, tomo agua y hago ejercicio, y no para verme mejor, que es una consecuencia; me cuido para estar sana.
“CARLO ME DICE: ‘YA NO FUMES, ¡APESTAS, AMÁ!’”
¿Cuántos años llevas sin fumar?
¡Ya volví a fumar! Lo que pasa es que me gusta fumar, y cuando estoy nerviosa o enojada fumo más. Pero también puedo dejar de fumar sin problema. En mi casa no fumo por mis hijos, pero si se me antoja un cigarro espero a que se duerman y me voy a mi oficina, donde sé que ellos no pueden pasar, prendo el incienso, abro la ventana y todo. Cuando viajo también he dejado de fumar; incluso me he llevado cinco o seis cajetillas de cigarros y me las regreso completas, pero cuando tengo la oportunidad, disfruto fumarme un cigarro.
¿Tus hijos te han dicho algo por ese vicio?
Claro, y más ahora que la modalidad en todas las escuelas es: “¡Qué horror eso de fumar!”, y me regañan horriblemente, sobre todo Carlo; me dice: “¡Ya no fumes, guácala! Hueles a cigarro, ¡apestas, amá!...”. Yo le digo que deje su adicción a los videojuegos y yo dejo el cigarro, porque tanto a él le molesta que yo huela a tabaco, como a mí que esté pegado a la televisión o a un teléfono celular todo el día, entonces me dejó de molestar.
¿Cuánto ha sido el mayor tiempo que has dejado de fumar?
En la etapa que me embaracé; cuando supe que esperaba a Luciano dejé de fumar. Fueron nueve meses, luego el tiempo de la amamantada y demás, y a los tres meses me volví a embarazar. Fueron más de dos años que dejé de fumar, pero regresé.