MARY PAZ BANQUELLS sigue creyendo en el amor y no descarta unirse a “alguien con quien pueda visualizarme al final de mis días”
TEXTO: GRISEL VACA FOTOS: EDSON VÁZQUEZ, RICARDO CRISTINO, ARCHIVO
Bien dicen que después de la tormenta llega la calma. Es el caso de Mary Paz Banquells, quien tras concluir 25 años de matrimonio con Alfredo Adame, por fin ha decidido retomar su carrera de actuación y su vida en todos los aspectos. La actriz nos cuenta de qué forma ha vivido este proceso y cómo ha logrado salir adelante de la mano de sus hijos y de sus seres queridos, dispuesta incluso a volverse a enamorar. “EMPECÉ POR PERDONARME A MÍ MISMA” ¿Extrañabas el medio del espectáculo? Mucho, aunque estuve feliz en mi casa, educando a mis hijos, criando y creciendo con ellos. Cuando iba como público al teatro extrañaba estar del otro lado, en el escenario, así que regresar ha sido lo mejor para mí, porque finalmente es lo que sé hacer, lo que amo, y estoy feliz porque la gente me está recibiendo con los brazos abiertos. Eres un ejemplo para muchas mujeres que, después de una ruptura en su matrimonio, tienen que salir a enfrentarse al mundo, ¿cómo lograste hacerlo? Lo primero que uno tiene qué hacer es quitarse el miedo, porque de repente te quedas sin nada, sin saber cómo retomar tu vida, ya que dedicaste tanto tiempo a que las personas que están a tu alrededor estuvieran bien, que te desvalorizas tú misma, entonces tienes que ver hacia dentro de ti y tomar fuerza. También tienes que encontrar el perdón, perdonarte a ti misma por tus fallas y aprender de ellas, demostrarte que puedes; así hayas caído en el pozo más profundo, siempre hay una manera de salir adelante.
¿Perdonaste a Alfredo Adame? Empecé por perdonarme a mí misma, no tengo que perdonarlo a él. Tienes que perdonar la situación y olvidarla, y perdonarte tú porque aceptaste a la persona tal como era, y así tal cual duré 25 años. ¿Quién te ha ayudado en todo este proceso? Mis hijos, mi familia y los grandes amigos que tengo, que son los que me demostraron que a lo largo de mi vida he ido sembrando amor, y en este momento estoy cosechando tanto de él, que eso es lo que me hace ponerme el chip y decir: “¡Yo puedo!”. También saber que Dios está conmigo y que no me abandona; eso me ha dado la fortaleza para levantarme, salir y luchar. “NO PUEDES QUEDARTE EN LA VIDA CON RENCORES” ¿En qué momento tocaste fondo y te diste cuenta de que las cosas no marchaban bien? El día que tuvimos el accidente automovilístico, cuando tirada en el pasto vi cómo se llevaban a mis hijos desechos, uno estaba grave, y me dijeron que me iban a dejar ahí porque no cabía en la ambulancia. Imagínense, ¡me quedé 40 minutos sin saber qué pasaba con ellos! Gracias a Dios, cuando vi que estaban sanos, completos y con muchas ganas de vivir, me di cuenta de que Dios nos dio una segunda oportunidad y no podíamos desaprovecharla. ¿Alguna vez fingiste ser una persona que no eras por complacer a tu esposo? No; de hecho, parte de mis grandes problemas fue que no me podía deshacer de mis grandes amores, porque son parte de mí, mi sangre (su familia). ¿Cómo puedes deshacerte de las personas que amas por complacer a una sola? Es muy sacrificado. ¿Con qué te quedas de esos 25 años de matrimonio? Soy una mujer que siempre trata de quedarse con lo mejor de sus recuerdos; mis hijos fueron hechos con amor, viví cosas hermosas y me quedo con lo bonito, borro lo malo, porque pienso que no puedes quedarte en la vida con rencores.
Ahora que eres una mujer libre, ¿has pensado en darte una oportunidad en el amor? ¡Claro! Creo en el amor profundamente, viví el amor con mis padres, vi cómo se amaron hasta que la muerte los separó, y cómo mi mamá, aun cuando mi padre ya había fallecido, seguía amándolo por sobre todas las cosas. ¡¿Cómo no voy a creer en el amor?! Con esa idea me casé, y con esa idea estoy para seguir adelante en mi vida. Entonces, ¿te volverías a casar? Sí, tengo mucho amor que dar, y si llega la persona indicada, que me dé amor y que yo pueda amar también con locura, alguien con quien pueda visualizarme al final de mis días, que me llene y me haga sentir pajaritos, por supuesto que sí.