Nos contó sobre sus inicios en Televisa.
Durante muchos años, Mauricio Islas guardó celosamente su mayor secreto, su hija Camila. El actor de 41 años prefirió mantener al margen de su trabajo la hermosa familia que ha ido construyendo al lado de su mujer, Paloma, quien lo convirtió por segunda ocasión en papá al traer hace tres años a Emiliano, el más pequeño del hogar.
En entrevista, Mauricio nos reveló cosas de su infancia, de cuando fue cadenero en los antros y nos habló de que siempre se mantiene como un adicto al trabajo, y que aunque terminó de grabar la telenovela Las Bravo, ensaya la obra de teatro Cada quien su vida, que se estrena este mes; y a finales del año pasado inauguró La 38, una cantina en Playa del Carmen, Quintana Roo.
¿Cómo llegaste al CEA?
Por Yolanda Andrade, me la presentó la persona que nos cortaba a ambos el pelo. Le había dicho al estilista que quería estudiar actuación y me dijo que conocía a Yolanda, que ella estudiaba en el CEA. Nos presentó, luego hasta fuimos novios. Entré dos generaciones después. Realicé mi audición, me quedé y luego me corrieron. Cuando se cambiaron las instalaciones de Tecamachalco a Televisa, me llamaron y llegué al segundo grado. Tuve grandes maestros y fue una escuela que me dio mucho. Mi papá no quería que me dedicara a la actuación, pero mi mamá siempre me apoyó.
¿Por qué te expulsaron?
Porque al volver de unas vacaciones en Acapulco, fui directo con el señor Cobo a explicarle que había chocado, y me mandó a un casting con el productor Valentín Pimstein para un personaje de 10 capítulos. Realicé la prueba y me quedé en mi primera telenovela: Carrusel de las Américas, y de 10 capítulos participé en 60. De ahí me conectaton con Emilio Larrosa, entré a Mágica juventud y estuve la mitad de la historia.
Por las noches trabajé en un antro y cuidaba la puerta. Del Salamanca me fui al Medusas. Aunque ya realizaba participaciones en televisión, era más conocido por ser el de la puerta del antro que por mis personajes (risas). También ya figuraba en medios, fui la portada de la revista Eres junto con Gaby Platas, pero de algo debía vivir porque el CEA no te paga, aunque tampoco te cobra.
¿Cuánto tiempo fuiste cadenero?
Dos años, porque me llamó Coco Levy para realizar Tres contra tres, una serie para Cablevisión producida por Pepe Bastón y Emilio Azcárraga. Luego me buscó de nuevo Emilio Larrosa para Volver a empezar, con Yuri y Chayanne, y de ahí en adelante fue puro trabajar. Como no había terminado de estudiar me preguntaron si trabajaba o estudiaba y les contesté que trabajaba, fue cuando me corrieron y no me gradué. De mi generación son Roxanna Castellanos, Julio Bracho, Fabián Robles y Dalila Polanco, entre otros. Hay un mito que dice que muchos de los que no se gradúan les va mejor, como Itatí Cantoral, Eduardo Santamarina y Jorge Salinas, por mencionar algunos compañeros que han figurando en esta carrera.
¿Te empezó a ir bien en la actuación?
Sí, porque ya no me detuve. Participé en historias como Pobre niña rica, con Paulina Rubio, Victoria Ruffo y Laura Zapata; mi primer protagónico fue con Pedro Damián en Mi pequeña traviesa, con Michelle Vieth y Héctor Soberón; estuve en Mi querida Isabel con Karla Álvarez (q.e.p.d.) y Ernesto Laguardia, y luego protagonicé Preciosa, con Irán Castillo, y después vino Amor gitano, con Mariana Seoane y Alejandro Camacho.
Realicé una actuación especial en DKDA con Jan, Ernesto D?Alessio, Patricio Borghetti, Sharis Cid, y Verónica Jaspeado, entre otros. Junto con Lucero, Jaime Camil y Jorge Salinas estuve en Mi destino eres tú, que produjo Carla Estrada. Pedro Damián me llamó para Primer amor a mil por hora, con Anahí y Kuno Becker, yo era el villano; participé en El manantial, al lado de Adela Noriega, Daniela Romo y Alejandro Tommasi, y repetí estelar con Adela en Amor real gracias a Carla Estrada.
Y luego te fuiste a Telemundo...
Sí, estuve seis años, me tocó el crecimiento de la televisora y el boom de la misma. Al volver a México todas las televisoras me ofrecieron trabajo, e incluso Telemundo volvió a llamarme, pero ya no quise estar más lejos de mi familia.
Háblanos de Paloma...
La conocí cuando quise establecer una empresa de management en Estados Unidos. Salimos como amigos y terminamos en una relación de siete años. Le he propuesto matrimonio, pero no nos hemos casado.
Platícanos de tu hija Camila...
Tiene 12 años, es uno de los mejores regalos que he recibido y no lo cambiaría jamás. Es muy viva, apasionada y divertida. Le gusta la actuación, canta, toca piano y a veces me dice que quiere una cosa y luego la otra. También le gusta escribir, leer mucho, quiere ser directora o escritora. Me dice que en Chicago está la mejor escuela para escritores porque de ahí salió la autora del libro Divergente, que ahora es película. Anda con esa onda y me da gusto. Mi relación con Paloma ayudó a estar más cerca de los míos.
Y llegó Emiliano...
Ya tiene casi cuatro años, es divertido, exigente y necio como yo. También tiene la nobleza de su mamá.
Sigues en el negocio de los antros...
Abrí una cantina en Playa del Carmen, tuve una taquería y la cerré en 2014. Mi mujer y yo tenemos el plan de abrir otro negocio, un spa.
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