A cinco años del fallecimiento de su hermana, MAYRA ROJAS comparte cómo ha sobrellevado su ausencia
TEXTO: GRISEL VACA • FOTOGRAFÍAS: RICARDO CRISTINO, ARCHIVO, IG MAYRA JORAS
Hace cinco años, el 16 de febrero de 2015, Lorena Rojas falleció después de luchar por seis años contra el cáncer de mama, dejando a Lucianna, su hija adoptiva, en manos de su hermana Mayra, quien en un acto de amor, y en medio del dolor, se hizo cargo de la pequeñita y la hizo parte de su familia. Platicamos con la actriz sobre este proceso a propósito de su regreso a Televisa en la telenovela Como tú no hay 2, que se estrena este 24 de febrero por las estrellas.
“DESDE NIÑA SOÑÉ CON ADOPTAR UN HIJO”
¿Por qué decidiste formar parte de Como tú no hay 2?
Porque el personaje es muy divertido, la historia está bien escrita, cada vez que leía el libreto me reía a solas, y es un plus trabajar junto a Adrián Uribe, a quien admiro muchísimo.
¿Cómo te sientes de regresar a Televisa?
Muy contenta. Es como regresar al lugar donde uno nace. Yo me formé como actriz en Televisa, y después de 29 años regreso a sus filas.
¿Cómo has logrado compaginar la chamba con tu labor de mamá?
Tengo 17 años de lidiar con esto, pero convertirme en mamá nunca fue un motivo para dejar de trabajar; busqué logísticas para que mis hijos pudieran hacer sus actividades sin que yo dejara de trabajar, y siempre he logrado compaginar mis dos roles principales.
Eres un ejemplo para muchas mujeres...
Vengo de una familia de muchas mujeres, y todas muy fuertes, valientes y arriesgadas con la vida, que han tomado decisiones que en su momento no fueron bien vistas. Eso ha sido para mí un ejemplo importante, porque me ha dado la oportunidad de ser más libre con lo que quiero; fui la primera en mi familia en tomar la decisión de ser madre adoptiva, por ejemplo, y cuando se enteraron en mi casa, se les salieron los ojos como si fueran platos.
¿Qué te animó a tomar esa decisión?
Fue una decisión personal, porque desde niña soñé con adoptar un hijo; aunque no sabía dónde me estaba metiendo, fue una decisión del amor más pro- fundo, la más importante y valiente que he tomado en la vida.
¿En algún momento te has arrepentido?
Jamás, esa palabra no existe en mi vocabulario. Cuando tomé la decisión de adoptar, la misma vida me dio la pauta, porque no fue nada fácil convertirme en mamá por cuestiones biológicas, y pasé por procesos médicos muy desgastantes y caros. Finalmente logré embarazarme, y aunque todo parecía pintar bien, se me cerraron las puertas para tener otro hijo de manera biológica; fue en ese momento cuando pensé en la posibilidad de la adopción, y llegó Fabián de una manera maravillosa. La adopción fue muy rápida, Ivanna tenía tres años cuando él llegó.
Y después llegó Lucianna...
Sí, todo se acomodó perfecto con Fabián, pero de repente la vida me puso de frente una segunda adopción que no estaba planeada, fue una situación totalmente distinta; para adoptar a Lucianna me tardé tres años. Soy madre de dos niños adoptivos y de una hija biológica, y como hayan llegado es lo menos importante, he tenido la posibilidad de vivir estas dos maneras de ser madre y me siento muy orgullosa.
“HAY MOMENTOS EN LOS QUE HE DICHO: ‘¡YA ME CANSÉ!’”
¿Cómo has logrado mantenerte siempre fuerte ante las circunstancias?
No ha sido nada fácil; ponerte el disfraz de mujer fuerte a veces pesa muchísimo. Hay momentos en los que he dicho: “¡Ya me cansé!”, momentos en los que me he quebrado...
¿Cuál ha sido el momento más difícil que has pasado?
El fallecimiento de mi hermana. Ha sido el golpe más duro que he recibido en mi vida, porque me llegó al mismo tiempo el compromiso enorme de hacerme responsable de la vida de mi sobrina, y luego tuve que ponerme otra vez la capa de “Batichica”, no tuve oportunidad de vivir un duelo, de entender realmente lo que estaba pasando. No entendía entre el dolor inmenso, la responsabilidad, el trabajo de arreglar la documentación para tener todo legal, y aparte sostener a mi mamá ante el dolor brutal como el de perder a tu hija menor, todo eso para mí fue una gran carga. Además, tenía que atender a mis otros dos hijos y explicarles por qué su mamá estaba tan triste y ausente. Yo era una bomba de tiempo.
“TOMÉ TERAPIA, ACEPTÉ QUE NECESITABA AYUDA PORQUE SOLA NO PODÍA”
¿Cómo saliste adelante?
Después de un rato de pensar que todo lo que me estaba sucediendo era terrible, tuve que tomar terapia, aceptar que necesitaba ayuda externa porque yo sola no podía, no tenía las herramientas para poder sostenerme.
El 16 de febrero se cumplieron cinco años del fallecimiento de Lorena, ¿cómo estás?
Es un dolor que va a ser crónico y permanente, porque no puedo dejar de extrañarla, era mi única hermana mujer. Lorena no deja de hacerme falta, la extraño todo el tiempo, siempre sale a relucir; de hecho, cuando volteo a ver a Lucianna no puedo evitar recordarla... La primera vez que Lucianna me dijo “mamá” se me encogió el corazón, porque Lorena ansiaba que Lucianna se lo dijera y no alcanzó a escucharlo. En fin, fue todo un proceso para hoy ser la mamá de Lucianna, porque ya no es mi sobrina, hoy soy su mamá.
Lucianna ya tiene seis años, ¿de qué manera le has manejado la imagen de su mamá?
Se habla con ella del tema, pero de acuerdo a su edad, porque está muy chiquita; sabe que existió Lorena, sabe que fue su primera mamá, pero hay que ir dosificando la información, porque no se trata de que ella crezca con un dolor que ni siquiera sintió. Ha sido parte de este proceso de amor en el que todos hemos aprendido a lidiar. La niña es encantadora, mágica, reconfortó a la familia después de un duelo y un dolor tan fuerte, y aunque no somos una familia común, todos nos hemos ido acomodando, y puedo presumir que somos una familia muy feliz.
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