Después de 20 años de silencio y ser encarcelada, PAOLA DURANTE revela: “Estuve en el lugar equivocado, y eso toda la vida me ha marcado”
TEXTO: GRISEL VACA FOTOGRAFÍAS: JAVIER ARELLANO, ARCHIVO
Tenía 24 años cuando Paola Durante pisó la cárcel acusada de supuesta complicidad en la muerte de Paco Stanley, en 1999, y aunque demostró su inocencia y salió libre dos años más tarde, este terrible suceso la marcó de por vida; y ahora, después de 20 años de silencio, por fin se animó a escribir su verdad en un libro que tituló No es color de rosa. “Antes de decirme asesina o juzgarme, primero lean mi libro y vean que la vida no ha sido fácil para mí, porque me duele mucho cuando me lo dicen; yo no soy una asesina, yo no hice nada, al contrario, siempre me he portado bien, nunca me he drogado y nunca le he hecho daño a nadie, siempre he luchado por sacar adelante a mi hija, a mi mamá cuando estuvo enferma, a mi familia y a los que amo, y sólo quiero que la gente sepa que se vivió una gran injusticia conmigo”, confesó en exclusiva a TVyNovelas la actriz, quien asegura que el verdadero infierno lo vivió afuera, cuando salió del reclusorio.
“CUANDO MI MAMÁ MURIÓ DIJE: ‘YA NO QUIERO VIVIR, ¡SE ACABÓ!’”
¿Qué te animó a contar tu historia en un libro? La verdad es que desde siempre mucha gente me decía: “¿por qué no haces tu libro?, tu historia es fuerte...”, pero sí me daba un poquito de miedo estar otra vez en el ojo del huracán y que me fueran a juzgar, porque han pasado 20 años, pero la gente me sigue señalando, nadie me cree, he estado en lugares y hay gente que me sigue diciendo “asesina”. Seguramente ha sido algo muy duro de sobrellevar... Sí; de hecho, en un restaurante en el que soy la imagen me dijeron que unos clientes querían conocerme, y uno de ellos dijo: “Mira, es la asesina”, y no pude contenerme, me fui al baño y lloré, en ese momento pensé que no podía seguir así, que tenía que hablar con la gente y decirle cómo sucedieron las cosas, porque la vida te puede cambiar de la noche a la mañana y yo fui una víctima de las circunstancias; realmente estuve en el lugar equivocado, y eso toda la vida me ha marcado, me negaron mi visa porque estuve en la cárcel, por ejemplo, no puedo ser imagen de marcas fuertes por lo mismo, y así varias cosas.
“Paco Stanley no tuvo la culpa, me dio trabajo y aprendí mucho de él, no me pesa su nombre, me pesa cuando la gente me dice ‘asesina’”
¿Cómo conociste a Yuri? Estaba enojada con las cosas que me habían pasado, con el cáncer de mi mamá, y cuando ella murió dije: “Ya no quiero vivir, ¡se acabó!, se fue lo que más quería en esta vida”, y me metí a la cama por días; afortunadamente llegó mi mejor amigo y me llevó a la iglesia, llegué mugrosa y sin arreglarme, pero ahí me presentó a Yuri y a su esposo, y yo les dije que ya no quería vivir, entonces Yuri me dijo que así estaba ella, que había pasado muchas cosas como yo y que tenía que luchar: “La vida es hermosa, si tienes a Dios en tu vida, tu vida va a cambiar”, me dijo, entonces empecé a ir a la iglesia, a leer la Biblia y a escribir este libro.
¿Te duele que tu mami no esté contigo en estos momentos? Mucho, mi mamá estuvo como una guerrera toda la vida, luchó desde que yo era una chiquilla y siempre estuvo conmigo, y aunque ahora no lo esté en cuerpo, sigue estando en alma; yo sé que ella querría que sacara este libro, que fuera fuerte y feliz. Este libro está dedicado a mi mamá y a Dios.
“PENSÉ QUE ME IBAN A MATAR... TENÍA MUCHÍSIMO MIEDO”
En el libro de alguna forma revives lo que pasaste hace 20 años, ¿qué fue lo que más te impresionó cuando pisaste la cárcel, siendo que eras una jovencita de 24 años? Recuerdo que cuando llegué al reclusorio mi mamá me dijo: “Tranquila, sólo te van a vestir de beige”, me quiso dar fuerza y valentía, pero entrar a un lugar así y ver a todas las chavas trepadas en la reja es muy fuerte, pensé que me iban a matar, luego güerita y de ojos azules... Tenía muchísimo miedo, siempre lo tuve, pero no me derrumbé, por mi mamá y porque hubo muchas chavas adentro (en la cárcel) que me apoyaron muchísimo; realmente la pesadilla no fue adentro, fue afuera... Cuando escuchas el nombre de Paco Stanley, ¿te provoca miedo, pesadez...? El nombre de Paco Stanley nunca me dio miedo, él no tuvo la culpa, me dio trabajo y aprendí mucho de él; no me pesa su nombre, me pesa cuando la gente me dice “asesina”... Antes de juzgarme, primero lean mi libro y vean que la vida no ha sido fácil para mí, porque me duele mucho, yo no hice nada, al contrario, siempre me he portado bien, nunca me he drogado y nunca le he hecho daño a nadie, siempre he luchado por sacar adelante a mi hija, a mi mamá cuando estuvo enferma, a mi familia y a los que amo, y sólo quiero que la gente sepa que se vivió una gran injusticia conmigo.
Con todo lo que te pasó, ¿alguna vez pensaste en quitarte la vida? No, mi mamá siempre me dijo que quitarse la vida era de cobardes, entonces nunca pensé en hacerlo, pero si me dejé, me abandoné, y aunque siempre me gustó cantar y estar en la televisión, con todo lo que pasó ya no quería nada de eso, no quería trabajar, me rendí. ¿Ahora cómo te sientes? Me adoro, mi amor interior creció, y en este libro me agradezco también por haberme querido, valorado y por tenerme amor propio; creo que son batallas de todos los días, de verme al espejo y ver lo grande que soy.