PAZ VEGA, protagonista de CUNA DE LOBOS, confiesa: “Ha sido increíble romperme la ma... y dejar la piel en este proyecto”
TEXTO: ALEJANDRO SALAZAR HERNÁNDEZ Y NAYIB CANAÁN FOTOS: CORTESÍA REVISTA COSMOPÓLITAN, RUBÉN ESPINOSA Y GETTY IMAGES
Figura entre las mejores actrices de España. Además de poseer un premio Goya (el Oscar español) por su desempeño en la película Lucía y el sexo (2001), también forma parte de la galería de Chicas Almodóvar tras su participación en Hable con ella, realizada por el cineasta manchego en 2002. Asimismo, es popular por participar en el elenco de la comedia El otro lado de la cama (2002), que figura entre los filmes más taquilleros en la historia de ese país, además de participar en otros proyectos de Hollywood. En México, Paz Vega cierra ahora un ciclo con Cuna de lobos, nueva versión del clásico que Televisa produjo como parte del proyecto “Fábrica de sueños” y que concluye este viernes 8 de noviembre. Tuvimos oportunidad de charlar con ella antes de partir a Miami, donde participa en la filmación de una película, y nos reseñó su experiencia de grabar durante cuatro meses con un parche en el ojo derecho, respirar la maldad a cada momento y permanecer alejada de su familia durante todo ese tiempo. “NO CREO VOLVER A INTERPRETAR A ALGUIEN COMO ELLA” ¿Habías interpretado un personaje tan perverso como Catalina Creel? Nunca; es hasta ahora el más difícil de mi carrera, tiene muchos matices; de momento es encantadora y de pronto cambia su expresión y no sabes por dónde va a atacar, ¡acaba con todo lo que se le ponga enfrente! Es la primera vez que me enfrento a un personaje tan maquiavélico, tan malo y tan difícil de interpretar, y no creo volver a hacerlo porque es una psicópata de libro: te enfrentas a él una sola vez en la vida y ya. No creo que haya otra oportunidad de hacer algo así. La calificas de maquiavélica, ¿la llegaste a comprender? Claro, y no la juzgo. Ella tiene sus motivaciones, algunas muy fuertes y otras muy nobles, porque todo lo hace por amor a su hijo. Y bueno, si me salgo del personaje entro a juzgarlo, pero no es lo ideal, porque cuando interpretamos, los actores no tenemos moral. ¿Cómo superaste la presión y descontento que generó en principio tu designación como Catalina Creel? Cuando llegué a México sentí ese rechazo del público, pero como sabíamos que había mucha expectativa, porque hay un precedente importante, dimos el cien cada uno de nosotros. Por lo que he visto, el público ha respondido muy bien. Lo bonito de Cuna de lobos es que es un clásico, y si lo tratas como tal puede ser interpretado por cual- quiera. Para mí, Catalina Creel ha pasado a ser icónica, y no pasa nada si le da vida una persona que no sea mexicana, lo importante es mantener su espíritu, su interior. Siendo una estrella de Hollywood, ¿tuviste miedo al cambio de formato y hasta de vida? No; en ese sentido soy muy arriesgada. El actor debe estar donde está el personaje que lo hace vibrar, esa historia que nos necesita...
La campaña de promoción fue muy agresiva, se te vio por todas partes: en afiches, autobuses, espectaculares... ¿cuánto levantó tu ego? No sé, no es la primera vez que me veo en los carteles de una ciudad. Más bien, ahora me hace gracia y me tomo una foto. A mis hijos les encanta y les da ilusión ver a su mamá ahí. El trabajo de promoción de Televisa fue maravilloso. “FUI DETERIORÁNDOME A MEDIDA QUE SE DETERIORÓ EL PERSONAJE” Al iniciar las grabaciones dijiste que ibas a buscar dentro de ti esa alma negra y corazón vacío para encarnar a Catalina Creel, ¿cómo lograste encontrar esos elementos y proyectarlos en pantalla? Finalmente llegas a un momento en el que juegas a ser algo que no eres. Nunca juzgo a mis personajes; en este caso, Catalina es así, actúa así y ya está, no puedo medirla con mi talla moral, porque no la podría interpretar. Ella es una mujer sin escrúpulos, con unos valores que no corresponden con los míos, pero así ocurre con todos mis personajes: nunca tengo nada que ver con ellos. Me guío por un guión y luego juego, me divierto. Fue un reto emocional por el perfil psicológico del personaje, pero, ¿físicamente también representó un desafío? Es un trabajo que me ha demandado mucha energía mental y física. ¿Más que una película? Desde luego, una película implica menos tiempo; normalmente se filma en seis o siete semanas, ocho como máximo, pero grabar Cuna de lobos fueron casi cinco meses a un ritmo frenético de trabajo. La verdad es que llegué a los últimos días de grabación desgastadísima porque es un rol que exigió mucho, demandó mucha concentración, mucha intensidad. Me llevó al límite. ¿Qué fue lo más complicado? Estar fuera de mi casa cinco meses, alejada de mis hijos. Tengo tres que se quedaron en España con su papá y pudieron venir en un par de ocasiones, pero estuve prácticamente cuatro meses sola, y eso es duro. En ese tiempo pasé por muchos estados de ánimo, echando mucho de menos a mi familia. Fue una experiencia intensa, pero hubo también momentos muy gratificantes. Ha sido un privilegio trabajar con este elenco y equipo técnico en esta maravillosa historia. Ha sido un proyecto muy demandante y desgastante; en él he dejado la piel. Fui deteriorándome a medida que se deterioró el personaje en la historia; hubo momentos en los que me sentí muy mal, con los niveles de energía mínima, pero mis compañeros supieron llegar para darme un abrazo cuando más lo necesitaba o me sacaban a tomar unos tequilas (risas). Eso se agradece mucho.
Como mujer y como madre, ¿cómo te enfrentaste a esa distancia física? Como pude, con momentos de llanto, de depresión... Y es normal, como le puede suceder a cualquier mujer o a cualquier padre que le toca trabajar fuera, dejando a los hijos atrás. No todo el mundo puede viajar con su familia, los niños necesitan tener su rutina, su colegio, sus amigos. Sí he visto personas que lo hacen, que viajan con la familia por trabajo, pero considero que es mejor dejarlos en su entorno cotidiano. También es una cuestión de costumbre; al final, los hijos terminan entendiendo que vas a regresar. “EL PARCHE FUE MI GRAN COMPAÑERO EN ESTA AVENTURA” Para María Rubio, Catalina Creel fue un parteaguas en su carrera, ¿qué te deja a ti? Me quedo con lo vivido en el set, pero sobre todo con lo vivido fuera de éste con mis compañeros, con mis nuevos amigos. Ha sido increíble romperme la ma... y dejar la piel en este proyecto. ¿Te causó inconvenientes usar el parche? No. El que utilicé podía ponerse y quitarse; cuando decían: “¡Corte!”, me lo quitaba y relajaba la vista, pero cuando pasaban de cinco a 10 minutos terminaba mareada. Azela Robinson me contó que tuvo oportunidad de conocer y trabajar con María Rubio y terminó fatal de la visión, con dolores de cabeza... No fue mi caso. Además, a María le pegaban el parche desde la mañana y no podía quitárselo hasta la noche; eso debió ser duro. En mi caso, más que un elemento molesto o incómodo, el parche fue mi gran amigo, mi gran compañero en esta aventura, un elemento muy importante del personaje. ¿Te hizo sentir poderosa? Fue un arma para darle fuerza a Catalina. Para mí, como actriz resultó la herramienta más grande para darle vida a esta mujer. ¿Hubo momentos en los que ya no tenías el parche y lo sentías todavía? Sí; sobre todo al final me quedó como un tic. Ya no lo tenía y sentía el parche. Es natural, fue un elemento que me acompañó durante mucho tiempo, y para mí era muy importante que no fuera un disfraz. “ESTAR RODEADA DE MI FAMILIA ME DA PAZ” Sabemos que estás por debutar como directora de cine, ¿qué tipo de historia harás? Es un guión que he escrito sobre una historia personal que espero dirigir a principios del próximo año en España y al que le tengo mucha ilusión. Sólo puedo decir eso.
Siendo una actriz tan popular en el mundo, ¿cómo le haces para mantener la sencillez? Una cosa no tiene nada que ver con la otra. El que es prepotente, es prepotente en su casa, en el trabajo, donde sea. Yo soy una persona normal, soy actriz porque me he dedicado a esto y es el trabajo que me da de comer. Yo lo veo así, no lo veo como que sea lo más importante en la vida. Importante en la vida es un médico que te quita un cáncer, un político que decide algo importante para un pueblo. Nosotros somos puro entretenimiento, no es tan trascendente nuestro trabajo. Además, una da lo que recibe; si una recibe amor, no queda más que dar amor. Los mexicanos me han recibido con mucho cariño, y no me resta más que responderles de la misma manera. ¿Cuándo llega la paz para Paz? Cuando llego a mi casa. Por mi trabajo tengo que viajar mucho, vivir en hoteles, en apartamentos, en ciudades que muchas veces casi ni conozco; entonces, llegar a mi entorno y estar rodeada de mi familia es lo que me da paz. ¿Te gustaría trabajar de nuevo en México? Por supuesto. Por lo pronto me llevo mucho tequila y mezcal, y espero, también, el cariño del público.
