La vloguera mexicana PRISCILA ARIAS nos cuenta cómo le dio la vuelta al bullying y la discriminación que sufrió por su sobrepeso
TEXTO: SALVADOR FRANCO FOTOS: JAIME NOGALES, CORTESÍA
Ser una mujer con sobrepeso no ha sido fácil para Priscila Arias, la vloguera mexicana que se ha repuesto al bullying y la discriminación para demostrar que la apariencia física no condiciona la felicidad. “Un día me di cuenta de que la vida se pasa y se va, y que hay que aprovecharla, ¿cómo voy a seguir traumada por lo que me hicieron en la escuela? Ellos siguieron felices con su vida ¿y yo? ¿Atorada por ellos? No lo puedo permitir”, señala la joven, quien tiene grandes noticias para sus seguidores de las redes sociales de Unicable, pues está por estrenar la segunda temporada de Felizmente, las videocápsulas en las que da consejos de moda a tallas grandes y regulares. “TRATAMOS DE ROMPER ESTEREOTIPOS” ¿Qué es Felizmente? Un espacio digital (las redes sociales de Unicable) donde no hay estereotipos ni moldes en los que tengamos que encajar, sino que más bien, la moda y la vida diaria son las que se tienen que adaptar a nosotros. ¿Luchas contra esos estereotipos? Tratamos de romperlos y mostrar que existe algo diferente para las personas reales, porque nunca vamos a vernos como Galilea, nunca. ¿A qué te refieres? A que no tenemos el presupuesto ni el tiempo ni vivimos de eso, pero claro que quisiéramos. ¿Qué buscas transmitir en tus videoblogs? Que te puedas sentir sexy aunque seas gorda o chaparra; es decir, estar fuera del estereotipo no es sinónimo de no ser atractiva.
Al final, muy pocas personas cumplen con los estereotipos... Sí, muy poquitas. Y la gente real necesita sentirse bien en su propia piel, sentirse atractiva y saber que puede ligar, que se merece un buen puesto y que puede salir de vacaciones con su familia. O ponerse un traje de baño... Eso es increíble, porque hay gente que tiene 10 o 15 años sin ir de vacaciones con su familia porque no se puede poner un traje de baño. Yo les digo: “¡Te estás perdiendo de la vida! ¡Vive, disfruta!”. ¿Te traumaste? Sí, porque como niña no sabes ni por qué tienes que bajar de peso o por qué tanta obsesión con eso. En mi casa mis papás siempre trataron de bajarme de peso. Me llevaron a los balines, los nutriólogos, la natación, los bariatras, y siempre tuve una dieta eterna. Pero mi complexión siempre fue grande. “HAY COSAS MÁS IMPORTANTES QUE LA IMAGEN” ¿Sufriste bullying por tu sobrepeso? Mucho y muy feo, muy pesado. Pero nada de lo que no tuviéramos que pasar todos los que somos diferentes. ¿Te han discriminado? Alguna vez no me dejaron entrar a un antro. Iba con mi hermana y mis amigas, y me veía muy gordita al lado de ellas. El de la puerta me dijo: “Sí pasan tus amigas pero tú no”. Le pregunté por qué, y me dijo: “Tú sabes por qué”. Al final, mis amigas se terminaron saliendo. ¡Aunque el cadenero estaba peor que yo! Y en temas de amor, ¿se sufre igual? Un buen. Tanto los hombres como las mujeres cargamos con el estereotipo. En la adolescencia había chavos que no querían reconocer ante sus amigos que les gustaba “la gorda” porque les daba pena. Me lo decían en la borrachera nada más. Eso refuerza la idea de que “la gorda” nunca va a tener su “felices por siempre”.
¿Crees que pase lo mismo cuando las mujeres se embarazan? Sí, o con las mujeres que suben de peso por estar tomando hormonas o algún anticonceptivo. Y la pareja dice: “Ya no quiero tener relaciones sexuales contigo”. ¿Y entonces qué haces? Terminas odiándote porque dices: “Pin... cuerpo, si fuera flaca no estaría pasando por este sufrimiento, por este rechazo o por esta humillación”. El tema sexual también se vuelve complejo... ¡Claro! Imagínate, a la mera hora quieres que apaguen la luz, que no te toquen o que no te agarren. Si odias tu cuerpo no te das la oportunidad de disfrutarlo ni de que otra persona disfrute de él. Es una enorme frustración. ¿Cómo hiciste para aceptarte tal y como eres? Creo que lo padre con el amor propio no es promover la obesidad y decir: “Ven, engorda, sé feliz así”. Sino aligerar el tema. Relajarte. Hay cosas más importantes que la imagen. Importa la salud física, pero también la mental y la emocional.