REBECCA JONES manda mensaje a quienes padecen cáncer: “Esta enfermedad nos puede dar a cualquiera, pero no quiere decir que nos vamos a morir”
TEXTO: GERARDO ESCAREÑO FOTOS: JAVIER ARELLANO, JOSÉ LUIS RAMOS, INSTAGRAM REBECCA JONES
Rebecca Jones está agradecida con la vida después de una difícil batalla contra el cáncer de ovario. La actriz, quien recientemente participó en la teleserie Doña Flor y sus 2 maridos, asegura sentirse comprometida con transmitir un importante mensaje a la sociedad y recalcar que el tener este padecimiento no siempre es sinónimo de muerte. “ME SIENTO AFORTUNADA” Ha sido una etapa difícil... Me siento afortunada, no me siento especial en ningún sentido en cuanto a eso se refiere, pero sí muy afortunada, bendecida por estar aquí. En tus redes sociales vemos que has mandado varios mensajes a tus seguidores sobre esta lucha contra el cáncer... Así es, con unas ganas de que la gente sepa que el cáncer sí nos puede dar a cualquiera de un día para otro, pero eso no quiere decir que nos vamos a morir. Mucha gente se tira al victimismo y ya no quiere luchar. De hecho, has publicado fotos en tu Instagram... Sí, lo hago con un año de diferencia para que la gente vea lo rápido que me recuperé. ¿Cómo tomaste el hecho de que perderías tu cabello? Cuando me dijeron: “Vas a quedarte calva” tampoco me deprimí. No, para nada, que es algo que no nada más les pega a las mujeres, también a los hombres; yo agarré y dije: “¡Venga la rapada!”, pero te lo juro, nunca lo vi como un peso.
“PERDÍ LA FE, QUERÍA LLORAR” ¿Llegaste a perder la fe? Sí, al principio. Quería llorar, patalear, echarle la culpa hasta a la silla. ¿Cuál fue tu fortaleza? Tuve mucha gente que me ayudó mucho, muchos ángeles, pero también el saber que no iba a ser para siempre, esa fue mi fortaleza más gruesa; esto es un infierno, pero siempre me dije: “Acuérdate de que van a pasar unos días y ya no te vas a sentir así”, y eso fue lo que me levantó. Una lección aprendida... Lo más importante es que aprendamos a distinguir que no son castigos, son pruebas mandadas a nuestra vida para que aprendamos y seamos mejores.