El regreso de SUSANA ALEXANDER a Televisa le permite seguir procurando a su numerosa familia canina
Texto: Alejandro Salazar Hernández Fotos: Jaime Nogales
Pionera de la televisión mexicana (su mamá, Brigitte Kaufmann, fue la primera productora del medio y la llevó a actuar a los primeros programas), Susana Alexander volvió a trabajar hace unos días a los foros de Televisa después de 20 años de ausencia. Recientemente tuvo intervención especial en la serie Silvia Pinal, frente a ti. Hoy, la primera actriz participa en la telenovela Cita a ciegas, producción de Pedro Ortíz de Pinedo que, entre otras cosas, le permitirá seguir manteniendo sin contratiempos a los 25 perros que ha adoptado en los últimos años, y que la acompañan desde que dejó a sus hijos, Julián y Tatiana, desplegar las alas que ella misma les ayudó a crear. “A MI EDAD, UNA YA NO QUIERE TRABAJAR EN PROYECTOS LARGOS” ¿Qué sentimiento le genera trabajar de nuevo en Televisa? Una felicidad única. Vivo muy cerca de San Ángel y desde mi recámara se ven las instalaciones. Durante 20 años me la pasé diciendo: “¡Algún día voy a estar ahí otra vez!”, y ese día por fin llegó para trabajar en esta novela. Ahora todas las mañanas digo: “¡Buenos días, Televisa! Voy para allá”. Estoy feliz. ¿Qué le gustó del proyecto para aceptarlo? Número uno: me dijeron que mi personaje lo escribieron para mí, y se los agradezco mucho. Número dos: nada más son cuatro meses de grabación; a mi edad (75 años), una ya no quiere trabajar en proyectos largos, más bien cortitos, y tener la libertad de hacer otras cosas. Por ejemplo, irme corriendo a ver a mi hijo Julián que vive en Kansas, irme corriendo a ver a mi hija Tatiana que vive en Mérida. Quisiera ir a verlos, pero a qué hora. Cita a ciegas es mi principal compromiso; es como mi marido, y con él me quedo cuatro meses.
Dado que su personaje fue escrito especialmente para usted, ¿le quedó justo a la medida? Sí, es muy lindo, muy real. Soy la abuela de la protagonista (Sofía Garza) y suegra del personaje interpretado por Victoria Ruffo; me da gusto trabajar con ella y estar haciéndole la vida imposible (risas). Los autores habían llamado a mi personaje “Lita”. Les pregunté si podría llamarse “Velita”, como me dicen mis nietos, y aceptaron. Un detallazo. Maestra de la actuación usted, ¿cómo se enfrenta a esta nueva generación de actores? Los dejo ser y ahí estamos, nos compaginamos sin ningún problema. Todos son muy talentosos; una nada más da la réplica y se acabó. “TENGO PERROS DE TODAS LAS RAZAS; CINCO DUERMEN CONMIGO” ¿Vive sola? No, con 25 perros; todos son mis compañeros, los he recogido de la calle y solita los mantengo. Por eso agradezco este trabajo, para poder seguir manteniendo a mis animalitos. Tengo de todas las razas, de todo lo que se ha cruzado por mi camino porque Dios me los manda. Hubo uno que ya se me murió: mi “Solovino”. Lo llamé así porque subió hasta el tercer piso del edificio donde vivo y se plantó frente a mi puerta. Como Dios me los manda, le digo: “¡Ay Señor, ayúdame! ¡Estás viendo la tempestad y no te hincas! Pero bueno, si quieres que yo recoja este perrito, lo hago”. Les digo a mis admiradores: “No me manden flores, ¡mándenme croquetas!”. ¿Cuánto gasta mensualmente en ellos? Muchas personas creen que la comida es lo más caro; no es así. También hay que inyectarlos, desparasitar- los, esterilizarlos, bañarlos, cortarles el pelo, limpiarles sus dientitos... Todo eso y pagarle a la muchacha que me ayuda cuesta un chorro y dos montones, pero adoro a mis animalitos. Aquí en la ciudad sólo tengo cinco y se duermen conmigo (risas). Y con todas sus ocupaciones no abandona el teatro, ¿por qué? Siempre lo he dicho: el teatro es el mejor amante; recibe a todo el mundo de la edad que sea, desde niños a viejitos, y lo pone a uno en la tumba, cosa que no hacen la ópera ni el ballet. Mi mayor deseo es nunca perder la capacidad de trabajar y crear cosas hermosas en cualquier escenario donde me encuentre.
“SER MAMÁ, LO MEJOR QUE HE HECHO EN MI VIDA ¿Qué hacen actualmente sus hijos? Julián es doctor en Filosofía y en Historia del Arte; recién me visitó porque proyecta montar en Kansas una exposición sobre México. Tatiana es bailarina forjada en Rusia, vive en Mérida y frecuentemente viene a bailar a diferentes lugares de la capital. Forjó unas personas muy cultas... Extraordinarias. De verdad, son unos hijos extraordinarios. Siendo una actriz tan ocupada, ¿qué tan complicado fue darles esa educación? El ejemplo fue muy importante: me vieron trabajar siempre. No fui drogadicta ni borracha ni pachanguera... Nada de eso. Como digo: soy bastante aburrida. Dejé de fumar porque se educa con el ejemplo. Los eduqué con límites, mucho amor... Les exigí porque les decía: “Si me exijo yo misma, ¿por qué no te voy a exigir a ti?”. Cuando estaba con ellos les daba tiempo de calidad. Ser mamá es lo mejor que he hecho en mi vida. ¿Hasta cuándo cesó la exigencia? Nunca. Ni tampoco el humor; nos íbamos de vacaciones y estar juntos era muy bonito. Aún nos entendemos muy bien, no soy metiche; nada más los escucho y aconsejo.