Una verdadera travesía fue la que vivió Atala Sarmiento para regresar a su casa en Barcelona desde Indonesia, donde se encontraba vacacionando junto a su marido, David Ródenas.
Y es que la conductora contrajo un virus que alertó a las autoridades sanitarias del país asiático, por lo que le impidieron tomar el avión de vuelta mientras descartaban que se trataba de una afección de fácil contagio que pondría en riesgo la vida de los demás pasajeros. “Parecía una tortura interminable, yo pensaba que nunca íbamos a llegar a casa, se hizo eterno, pero al final lo logramos y ya estamos en casa a salvo, recuperándonos los dos poco a poquito, sintiéndonos seguros en nuestro espacio”, dijo la periodista a TVyNovelas desde su residencia en España.
Atala nos dijo que se trató de una infección gastrointestinal que se agravó: “En Indonesia el subdesarrollo aún es muy latente, ya se nos había advertido que era delicada la cuestión del agua y de algunos alimentos, y toda la vacación fuimos supercuidadosos David y yo, comimos en los restaurantes de los hoteles de buen nivel y el agua sólo la bebíamos embotellada; sin embargo, el último día de vacaciones estábamos en la piscina del hotel, nos comimos una ensalada y creemos que eso fue lo que nos afectó…”.
Atala fue la primera en presentar malestares, luego su marido: “Todo comenzó en la madrugada, David estaba bien y yo no pude comer porque estaba muy mal, entonces él llamó a un médico para que me checara porque ese día teníamos que hacer el trayecto para volver a Barcelona; el doctor me dio un tratamiento, aun así, cuando llegamos al aeropuerto de Bali yo casi me desmayé porque se me había bajado la presión a niveles peligrosos, estaba bastante deshidratada”.
Pero lo peor fue que cuando lograron estabilizarla, su esposo presentó el mismo cuadro: “Tuvo que salir disparado al baño, vomitando y con diarrea”.
La pesadilla apenas comenzaba, pues dentro del avión, David no paraba de ir al baño. “Yo lo veía cada vez más pálido, le pregunté si estaba seguro de viajar porque eran 10 horas hasta Qatar, pero él insistía en que nos fuéramos; luego escuché a las sobrecargos decir que había otros pasajeros haciendo fila para el baño y que tenían los mismos síntomas que nosotros. Ahí sentí miedo, porque parecía una película”.
Cuando logramos aterrizar en Qatar ya nos estaba esperando una ambulancia, nos llevaron a un hospital, nos revisaron los signos vitales y resulta que David estaba bajo de la saturación de oxígeno y le pusieron suero intravenoso y medicamentos inyectados”, relató.
La pareja perdió el vuelo a Barcelona y se quedó en el hospital mientras salían del peligro: “Cuando nos dieron el alta nos dijeron que teníamos que esperar siete horas para el siguiente vuelo y nos quitaron los pasaportes. Tramitamos una carta autorizando que estábamos aptos para abordar un vuelo de tanta duración, pero aún no podíamos viajar; yo comencé a sentir paranoia porque Qatar es un país donde los derechos humanos a veces no son los más respetados del mundo y me preocupé mucho. Ya después nos dejaron ir y tomamos el avión hasta Barcelona. David está mejor, pero a mí sí me ha costado un poquito más recuperarme; aún no estoy al cien, pero ahí vamos, con muchas ganas de salir adelante”.