Fue en 2009 cuando Ariel Miramontes, el actor que interpreta magistralmente a Albertano, se convirtió en papá al adoptar a Quetzal. Luego nacieron Arim y Kinam, quienes se quedaron con él después de una batalla legal por la patria potestad que ganó en los tribunales.
Desde entonces, el artista se ha volcado a sus mayores tesoros, entregándoles un amor incondicional y la educación que los está convirtiendo en personas de bien. Según cuenta el nacido en la alcaldía Azcapotzalco de la Ciudad de México, en entrevista con TVyNovelas, en la intimidad de su hogar trata de compartir todo su tiempo con sus hijos, a quienes adora, pero corrige cuando algo no es correcto. “Soy muy consentidor, pero para algunas cosas sí soy muy estricto porque hay que ser de mano firme para poder educar bien a tus hijos”.
En pleno set de la comedia que protagoniza, El príncipe del barrio, Ariel Miramontes asegura que al salir de trabajar y quitarse la peluca del colorido Albertano es un hombre normal que sólo busca la tranquilidad que le dan las personas que ama.
“Me convierto en alguien que quiere estar con sus hijos, en alguien que quiere estar en su casa, descansando, gozando de la familia”.
Entre risas, nos confiesa que nunca se lleva el personaje a su casa y nos explica la razón: “Ahí soy completamente Ariel, fíjate que mis hijos no me piden que hable como él o que les haga chistes a su estilo, cuando eran más chiquitos sí, ahorita ya no. Ellos han manejado muy bien el tema de la fama, de los fans, les gusta, cuando estaban más pequeños y nadie me reconocía sin la peluca, decían: ‘Él es Albertano’, para que la gente me pidiera fotos y así se sentían orgullosos”.
“ALBERTANO ME HA DADO MUCHO, NO ME HA QUITADO NADA”
Ariel Miramontes admite que se siente feliz con los proyectos que se le han presentado en el camino y aunque muchos lo conocen por su famoso personaje, insiste en que él nunca ha dejado de ser quien es. “
Ya tengo como 20 años haciendo a Albertano, me ha dado mucho, no creo que me haya quitado nada, me ha regalado muchas oportunidades de trabajo, no sólo en televisión, también en el teatro, me ha dado muchas satisfacciones en el plano profesional”. Y por muchas horas que pueda pasar caracterizado, el artista deja claro que con Albertano se desahoga en muchos aspectos.
“Lo que pasa es que él es como un desdoblamiento de mi personalidad, mi alter ego, porque Albertano es muy glamuroso, extrovertido, alegre, tiene muchas virtudes y defectos, es un personaje complejo porque es de comedia, y tiene muchos vicios también, es flojo, medio bobo, pero es muy inocente y eso es lo que más me gusta de él”.