Lis Vega, una de las actrices y cantantes más queridas de México, confirmó con sus declaraciones más recientes que “lo que mal empieza, mal acaba”, ¿qué pasó con su primer matrimonio y por qué resultó decepcionante para ella?
Fue en el 2007 que Lis Vega se casó por primera vez y, como era de esperarse, el enlace causó sensación entre los fans de la actriz, quien optó por vender la exclusiva de una boda que tuvo un desenlace muy doloroso para ella.
Una infidelidad y un amargo desengaño formaron parte del paquete de sorpresas que le trajo el matrimonio a Lis Vega, quien reconoció que no dudó ni siquiera tres días casada con Federico Díaz debido a un comportamiento peculiar que sólo pudo comprender hasta varios años después.
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¿QUÉ PASÓ ENTRE LIS VEGA Y SU PRIMER ESPOSO?
Durante una entrevista con la periodista Matilde Obregón, Lis Vega se sinceró acerca de su boda que ocurrió hace casi 20 años y que terminó de una forma muy dolorosa porque, de acuerdo con lo que la actriz reveló, se celebró sólo por dinero y no porque existiera amor de verdad entre ella y Federico Díaz.
“Nosotros no duramos ni tres días casados, porque yo me arrepentí (...) me casé para vender la boda”
“Nosotros no duramos ni tres días casados, porque yo me arrepentí (...) me casé para vender la boda, tenía mucha necesidad económica y mucha gente que mantener”, reconoció Lis Vega, quien contó que el día de su boda su familia sorprendió a su esposo besándose con otra mujer y eso le rompió el corazón.
"(La relación) no iba para ningún lado y la falta de respeto que él había tenido conmigo en la boda de besarse con la novia que supuestamente tenía delante de la juez. Mi mamá me contó esto”, expresó la famosa, quien aceptó que este gesto la hizo recapacitar y fue el detonante para que solicitara el divorcio.
Fue siete años después, con todas las heridas sanadas y las asperezas limadas, que Federico eligió a Lis para revelarle, antes que a nadie, su homosexualidad, aspecto que ella aceptó de forma respetuosa.
“Yo no sabía que él era gay, le agradezco que él me dijera siete años después (…) cada quién es dueño de su vida y sus emociones, y estamos en constante evolución”, concluyó Lis Vega.