La reciente hospitalización de su hijo no fue una excusa para que Isabel Madow abandonara sus compromisos en Televisa ahora que regresó por la puerta grande a la Fábrica de sueños. La actriz revela a TVyNovelas que siempre ha sido una mujer muy profesional y que ni en sus peores momentos ha faltado a un llamado, pues entiende la responsabilidad que implica movilizar a un numeroso equipo de trabajo que se encuentra detrás de cada producción.
“A mí niño lo hospitalizaron de emergencia hace unos días, empezó con calentura, se sentía mareado, y mis pediatras, como era sábado, no lo podían ver, dijeron que era influenza, me hice
mis exámenes y no tengo nada, pero sí se la pasó muy mal mientras le bajaban la temperatura, es que nadie me ayuda y es complicado. Hay muchos virus de gripas, y había hecho mucho frio, yo lo tapo mucho, pero no sé cómo se contagió, es muy difícil, pero lo dejo con la nana que es de súper confianza”.
Isabel asegura que ella es muy profesional, “ni cuando se murió mi hermana, Paola, dejé de trabajar, ella falleció en 2011, tenía 36 años y fue algo terrible, muy traumático encontrarla muerta, algo muy duro de asimilar porque ella y yo éramos como gemelas, era mayor que yo por un año, pero me cuidaba, estaba al pendiente de mí, de verdad
pensé que íbamos a llegar a viejitas juntas, pero de la nada se enfermó, un día nos íbamos a juntar todas las primas y no me contestaba el teléfono, lo que pasa es que a ella le empezó a dar asma como a los 30 años, por alguna razón, rompió con su pareja de 15 años y comenzó a padecer asma emocional, tenía dos años muy mal, yo tenía mucho miedo que le pasar algo porque tengo premoniciones, tengo algo ahí, una sensibilidad especial”.
Sigue contando: “Le decía a mi mamá, y justo el día que nos íbamos a reunir, yo llegue de una gira musical, me fui a mi casa, le hablé y al no contestarme empezó mi calvario, ahorita ya lo puedo platicar, estuve mucho tiempo que no lo podía hablar, ya por lo menos puedo contarlo pero sí fue algo que me marcó por completo, es que yo sentía una fortaleza enorme con ella y no me la quitó Dios, ni la vida, era lo que tenía que suceder, todos tenemos una línea de vida y eso lo entiendo ahora, de hecho, me sentía culpable, pensaba que si hubiera llegado antes no su hubiera muerto sola”.