Joan Sebastian tuvo ocho hijos, pero la relación entre los herederos del Rey del Jaripeo ha sido distante.
La inesperada muerte de Julián Figueroa reunió a varios integrantes de la familia de Joan Sebastian. El pasado domingo 9 de abril, Juliana Figueroa, de 20 años, lamentó la partida de su medio hermano a los 27 años de edad.
“Lo más bello del amor Julián, se lleva los corazones, papá te espera”, escribió en sus redes.
La herencia de Joan Sebastian ha generado varios conflictos entre sus hijos, debido a que el famoso cantautor mexicano no dejó un testamento.
Antes de su muerte, Julián Figueroa habló ante las cámaras respecto a que su papá le dio en vida un par de propiedades, pero no había recibido nada de su herencia y que no era su intención pelear por alguna propiedad.
Julián y Juliana Figueroa, quien vive en Texas, Estados Unidos, fueron muy cercanos, pero los problemas entre ellos iniciaron cuando hablaron de la repartición de la herencia de su padre, El poeta del pueblo.
Julián Figueroa, señaló en aquella ocasión que Juliana fue quien se alejó de la familia y hasta lo dejó de seguir en redes.
“Se me hizo raro, porque ella y yo siempre fuimos muy cercanos. La quiero muchísimo”.
Hace unos momentos, José Manuel Figueroa habló ante las cámaras de Ventaneando sobre la sucesión intestamentaria (cuando la persona fallecida no realizó un testamento, por lo que los posibles herederos deben de acudir ante un juez familiar a interponer una repartición de bienes) que ha quedado en pausa por el sorpresivo fallecimiento de Julián Figueroa.
“La muerte de Julián si retrasa la sucesión un poco, obviamente tiene que entrar en la sucesión Julián. Lo que tengo entendido es que están de acuerdo y van marchando hacia el mismo lado, Marco (Chacón), Imelda (Garza-Tuñón) y Maribel (Guardia) y eso es positivo para nosotros”.
Sin embargo, la poca disposición que ha mostrado Juliana Figueroa al solicitar una rendición de cuentas de los bienes que dejó su padre y emprender un juicio paralelo en Texas, han frenado más la sucesión.
“Se ha peleado durante ocho años, la situación que ha limitado o entorpecido el proceso de mi padre, no ha sido fácil. Yo, obviamente, quiero pensar, que lo ideal para mi padre hubiera sido haber visto a sus hijos unidos y juntos. Respeto su decisión (de su media hermana), respeto su forma de pensar, si ella cree que es de esa forma, adelante, no pasa nada, pero llega un momento en la madurez de cada persona que se percata que es mejor un buen arreglo que un mal arreglo”.