Un “lunarcito” con un poco de relieve en el pecho encendió las alarmas de Julián Gil en plena pandemia. Era principios de 2021 y el actor recurrió a una consulta dermatológica luego de detectar una anomalía en aquel crecimiento cutáneo.
¿El diagnóstico? Cáncer de piel, un tipo de carcinoma que generalmente es provocado por la exposición excesiva a los rayos ultravioleta (UV) del sol, las camas bronceadoras o las lámparas solares. Al principio el intérprete quedó en shock, pues antes de eso se sentía un superhéroe y pensaba que era inmune a este padecimiento.
La cirugía es la opción de tratamiento principal para la mayoría de los melanomas, y generalmente los cura en etapa inicial, es por eso que el argentino confió en las manos de sus doctores y accedió a la intervención quirúrgica que lo libraría de cualquier riesgo a futuro. Dos años después, asegura a TVyNovelas que lo peor ya pasó y que, incluso, no hay síntomas que lo hagan preocuparse.
“En mayo tuve una revisión de rutina con la dermatóloga oncológica, me revisó de pies a cabeza y estoy perfecto, libre de cáncer; esto me da muchísima tranquilidad porque puede ser recurrente, lo que tengo que hacer de ahora en adelante es revisarme cada seis meses, y cada señal que tenga en el cuerpo, alguna manchita, alguna verruguita, algo que note raro, hay que atenderlo por haber sido víctima de cáncer”.
Después del sustazo, el histrión de telenovelas como La herencia toma conciencia, y en medio de su reflexión hace un llamado para que no se sigan repitiendo experiencias como la que él vivió.
“Tenemos que cuidarnos, porque la vida se vive una vez, un día estamos bien, pero mañana no sabemos cómo vamos a estar, por eso hay que vivir al máximo todos los días”.
Según el testimonio de Julián, los factores que incidieron en el tipo de cáncer que lo afectó tuvieron que ver con la excesiva exposición al sol, pues cuando vivía en Puerto Rico pasaba largas horas en la playa esperando que su piel se “achicharrara”, incluso se echaba aceite de bebé para potencializar los efectos en su piel.
“En mi caso, era adicto al sol, a estar quemado, siempre quería mantenerme bronceado, pero hablando con la doctora, y ya después de haber padecido cáncer, me di cuenta de que tú puedes tomar sol toda la vida, y sí es dañino, sí trae sus consecuencias, pero hay alguien que nunca ha tomado sol y le puede dar cáncer, entonces, como que no es el principal motivo; si te toca, te tocó, pero igual, el sol es muy nocivo para las arrugas, para la piel, para todo. Yo, por ejemplo, hoy día no tomo sol, pero ni loco”, explica el artista que al igual que colegas como Gabriel Soto buscaba un tono naranja que lo hiciera lucir más exótico.
Y aunque la palabra cáncer le cayó como una cubetada de agua fría, el principal temor de Julián Gil era dejar solos a sus hijos, pero su apoyo y la fuerza espiritual que lo mantiene firme fueron el motor para salir adelante.
Al preguntarle si había cambiado su perspectiva respecto a la muerte, el galán nos respondió: “No, porque siempre he estado preparado, siempre he pensado que la muerte llega cuando tiene que llegar, nunca le he tenido miedo, más miedo, le tengo a los vivos, pero cuando llegue, llegará de la manera que sea; mi percepción de la muerte sigue siendo la misma”.