En la pantalla la vemos como una mujer despiadada, malvada y sin corazón que siempre quiere entorpecerle el camino a la protagonista del cuento.
Sin embargo, más allá de todos esos personajes que la han inmortalizado en la memoria del público, Marisol del Olmo es tan cálida y receptiva que, de entrada, se te olvidan las villanías que puede cometer en telenovelas como El Ángel de Aurora, su más reciente proyecto junto a Natalia Esperón, Jorge Salinas y Rafael Novoa.
La actriz no la ha tenido fácil, pues también vivió un drama de la vida real que la llevó a forjar su carácter y personalidad avasallante. Las heridas emocionales de su infancia la marcaron y le permitieron desarrollar con más facilidad ese histrionismo que vemos en cada producción.
“Yo creo que son como la carnita que muchas veces he usado para experimentar y para abordar muchos personajes. No vengo de una familia convencional, en mi hogar sólo estuvo mi mamá porque tuve un papá que estuvo ausente desde que yo nací, pero nos regresamos a vivir con mis abuelos que fueron como mis pilares, mi abuelo fue mi figura paterna, mientras que con mi madre y mi abuela tuve una dualidad fuertísima, me crié en un matriarcado brutal y quizás por eso tengo este carácter tan Del Olmo, que es el apellido de mi madre porque mi primer apellido es González”, nos confesó la actriz.
Encontrar a su progenitor fue algo que rondó su cabeza, pero con el tiempo se fue difuminando esa idea.
“Cuando estaba chiquita, tuve como curiosidad, cuando empezó el internet y todo, que era muy fácil buscar a las personas, a lo mejor un par de veces intenté buscarlo, y la verdad es que nunca encontré nada, tenía como datos y cosas, pero eso no me llevó a nada. Al final, me tocó aceptar que soy González porque muchas veces cuando vienes de este tipo de heridas reniegas y yo no tuve más opción que aceptar que soy tan mitad mamá como tan mitad papá, aunque mi mamá fue quien estuvo 100 por ciento presente”.
A sus 49 años, Marisol no siente ningún tipo de trauma, pues la madurez le otorgó mucho entendimiento. “Es que la vida te pone en el lugar que debes estar, te da la historia que necesitas tener para trabajar las cosas y entenderlas; ahora con mis hijos me ha tocado, porque tampoco estoy casada con ninguno de los dos papás; sin embargo, mi propia historia me hace valorar el que cada uno tenga la presencia de sus padres en sus vidas y yo creo que hay muchas mujeres que por enojo hacen a un lado la figura paterna y quienes lo pagan son los niños”.
Independientemente de los roces que en el pasado haya tenido con sus exparejas, Del Olmo trabajó para que eso no afectara la convivencia sana que todo hijo debe tener con su padre.
“El papá de Isabella, Pierre Ángelo, es un increíble papá y un increíble exmarido, con decirte que es padrino de bautizo de mi hijo Patricio, entonces siempre he tenido ese apoyo y esa compañía, estemos juntos bajo el mismo techo o no, estamos juntos en el camino de la vida”.
Según sus vivencias, Marisol considera que “cuando uno nace visceral, muere visceral, pero las terapias, el paso de los años, las experiencias te van haciendo ver la vida distinto, por ejemplo, ahora domino es esta imprudencia de decir cosas. Soy una mujer muy juguetona, entonces muchas veces no tengo filtros, se me ocurre algo que a mí me parece gracioso y lo suelto en el momento, entonces, cada vez soy como más empática y más sensible”.