A los 64 años murió Rosita Pelayo el pasado sábado 16 de diciembre luego de una complicada batalla contra el cáncer de colon que terminó de deteriorar su salud, afectada ya por la artritis reumatoide.
Al momento de su muerte, la actriz no contaba con recursos económicos, pues invirtió su dinero en la cafetería de un teatro que dirige Alberto Estrella y su socia no le devolvió el dinero, por más que ella se lo pidió para costear su tratamiento.
Sin embargo, la artista tiene una propiedad y algunas pertenencias que pasarán a manos de Herminia Gómez, amiga que se encargó de su cuidado durante los últimos años.
Según revela el periodista Jorge Zamitiz, Pelayo dejó en orden su testamento y la única heredera sería Herminia, ya que nunca tuvo hijos y no estaba casada.