Amada y odiada dentro de La casa de los famosos México, Raquel Bigorra tira a la basura los señalamientos de Bárbara Torres, quien aseguró que la cubana practica la santería y que sería capaz de “echarle” una brujería luego del enfrentamiento que tuvieron al quedar eliminada la conductora.
“¡Yo no hago eso! Lo que pasa es que les da coraje que yo tengo trato directo (con Dios), no necesito esas cosas, pero si yo, realmente, fuera bruja, algo habría hecho para que el carrusel sacara a otras personas y no a mí. Esos comentarios ya no me afectan, ahora entiendo que es parte del medio, fíjate que antes sí las sufría, lloraba con mi marido como niña chiquita, pero ahora me río”, dice la artista a TVyNovelas.
Sobre la posibilidad de una amistad con la recordada Excelsa de La familia P.Luche, Bigorra expresa que es imposible, pues son personalidades completamente distintas y nunca harían buena mancuerna. “¡No!, amigas no, para nada. Sin embargo en el programa yo le volvía a hablar como si nada después de los pleitos, pero amigas no podemos ser, nunca, porque no conectamos, aunque en un foro o donde coincidamos, seguramente, no tendré problemas. Allá ella si los tiene”.
La actitud cobarde de la argentina la decepcionó, pero asumió que es su forma de manejarse.
“En otro momento de mi vida, ante el pleito con Bárbara ya me hubiera ido porque no tengo necesidad de aguantar eso. Al final entendí el juego de Poncho, le aprendí que en esta carrera en muchos momentos todo es show, que no hay que tomarse las cosas tan a pecho”.
Al igual que el público, Raquel piensa que Bárbara evadía los problemas porque no tenía capacidad para resolverlos pacíficamente. “Todas las veces que la enfrenté para hablarla no quería hacerlo, y sin embargo, Sergio logra enfrentarla y se comunica con ella, pero conmigo se negaba, me tiraba la puerta en la cara, se salía, no logramos aclarar nada. Ella me decía que sabía algo de mí y que por respeto a mi hija no lo decía, eso me desencajó, pero Sergio me abrió los ojos cuando me dijo que ella estaba interpretando varios personajes y, honestamente, a mí me resbala lo que ella pueda decir, mi autocontrol la desesperaba, ella quería que yo le gritara”.
Raquel afirma que al salir del reality show transcurre un proceso hasta que vuelve a la normalidad. “Yo me imaginaba que iba a ver a mi familia en el foro, pero la verdad es que sólo estaba mi marido porque ese día fue a defenderme en el panel. Lo abracé y lo besé, pero como niña chiquita me lo quitaron, me aislaron en un hotel sin celular hasta la noche del lunes cuando grabamos la gala. Lo que buscaban los productores es que al día siguiente llegara al foro sin ningún tipo de información de lo que estaba pasando en la casa”.
Según la presentadora de TV, los 29 días que estuvo “encerrada” la convirtieron en otra persona.
“Es sorprendente porque uno sale distinto, en mi caso yo iba con el objetivo de no tirar la toalla porque sí viví esa experiencia en Big Brother y ahora no quería hacerlo, pasara lo que pasara. Tuve que enfrentarme a remordimientos, reclamos de mí misma porque adentro salen todos los miedos, las frustraciones.
Muchas veces me preguntaba qué hacía allá en lugar de estar con mi marido y mi hija en la casa. Es que ni divertido estaba porque todo me parecía extraño, todos gritaban, la casa era muy estridente y lo veía muy difícil hasta que logré adaptarme y empecé a jugar un poco con la estrategia. Hasta el carrusel lo disfruté, los juegos, los retos”.
Para ella, quien está haciendo mejor la jugada es Wendy Guevara, la influencer transgénero que se adueña de las tendencias en redes sociales cada día. “Es la que está jugando mejor y sin proponérselo, ella es una persona auténtica que nos dio muchas alegrías y ha conectado con el público, lo hace en sus redes y ahora lo hace frente a 68 cámaras, pero te puedo asegurar que ella no tiene ni idea, como mis compañeros, del éxito del programa, del fenómeno que ha sido, que todas las noches son tendencia. Por mucho, es la ganadora y Nicola es el que más ha repuntado”.