Es muy difícil que después de estar en un reality show, el televidente apoye tanto a un exparticipante. Raúl Sandoval es de los pocos que han logrado tener una carrera estable, pues mantiene el cariño y apoyo del público, como desde el primer día que lo vimos en la pantalla chica formando parte de La Academia primera generación.
Raúl es un hombre realizado, tiene una bella familia, a la cual presume orgulloso, pues es el motor que lo impulsa a seguir su carrera dentro de la música. Actualmente, promociona el sencillo El 7 crudas junto a Banda Estrellas de Sinaloa. Además, prepara otro tema bajo la producción de su amigo, el también cantante Víctor García, el cual llevará por nombre Baila chiquilla.
Hoy tuve el gran gusto de platicar con mi querido Raúl Sandoval, quien muy amablemente me respondió estas preguntas para su revista favorita, TVyNovelas.
¿Cómo fue tu primera vez? Fue una chulada, no me puedo quejar, la neta. Yo estaba muy chico y la morra me ganaba por más de 10 años, ella ya había tenido una hija, ya había recorrido el mundo, entonces me dio buenas clases (risas).
¿Qué no permitirías que te hicieran en la cama? Mira, no soy mucho de tabús, nunca he tenido que pararme y enojarme por algo, tengo demasiada fluidez en la intimidad, de eso se trata.
Platícanos tu peor borrachera... Con mis amigos de la prepa, nos escapamos al rancho de mi abuelo, y me puse tremenda ped…, a lo puberto (risas). Ya estábamos tan tomados que empezamos a golpearnos por diversión, ya que no sentíamos. Al otro día amanecimos todos sucios y con la cara todo moreteada (risas).
¿Qué es lo que más te da miedo? El miedo de no ser un buen papá, el miedo de no saber guiar a mi hijo. Entre más tomo terapia, le voy perdiendo el miedo a la vida, pero sobre todo a la muerte, me he preparado mucho para ser un buen padre, pero no deja de dar miedo fallar en algún momento.
¿Algún famoso se ha portado grosero contigo? Sí, una cantante del tema “Shabadabada, shabadabada, en el centro del planeta” (risas). En alguna ocasión me la encontré en un camerino y nos caímos muy bien, la traté de maravilla, tiempo después me la volví a encontrar y como si no supiera de mi existencia, como si fuera un desconocido, tuvo una actitud muy descortés.
Cuéntanos lo más extraño que te han propuesto en la cama... Para mí nada es extraño (risas). Una vez me pasó algo bien raro, una morra me empezó a besar las axilas, me saqué mucho de onda, pero aflojé de todos modos, dije: “si eso le gusta, pues va” (risas).
¿Quién es tu crush? Hay varias, pero desde que me casé, pues ya ni esperanzas (risas). Estoy bien enamorado y feliz con mi esposa. Pero creo que un gran crush sería Rosalía, tiene magia esa morra.
¿Cuál es la fantasía sexual que te falta cumplir? He cumplido muchas, pero no dejan de aparecer otras, la mente trabaja superrápido (risas). No tengo una fantasía en específico, van surgiendo. Lo importante es que las cosas vayan fluyendo y experimentar con tu pareja, siempre juntos.
¿Han intentado abusar de ti estando borracho? En realidad no soy tan ped... (risas), y por fortuna no me ha pasado, creo que tiene mucho que ver con mi personalidad, nunca doy pie a que algo así pase. En algún momento señalé a alguien del medio y lo hice público, pero creo que fue un error, porque no se aprovechó, más bien intentó proponerme algo.
¿Alguna vez te han ofrecido dinero a cambio de sexo? No, nunca. No sé a qué se deba, también es cierto que nunca he intentado llevar mi carrera por ese camino ni tampoco soy un símbolo sexual, eso ha ayudado para que no me hagan ese tipo de propuestas (risas).
¿Qué posición del Kamasutra te gusta más? Ya soy más tranquilito, antes experimentaba de todo (risas), pero en la actualidad mi posición favorita es aquella que me permita ver los ojos de mi pareja, me gusta ver sus reacciones, eso me prende porque puedo ver si lo está disfrutando, nunca pienso sólo en mí, si ella disfruta, yo también.
¿Cómo te defines en la cama? Soy amoroso, pero sobre todo, un caballero que sabe cuándo perder el respeto.
Si pudieras regresar el tiempo, ¿qué no harías? Caminaría con más cuidado, sería más ordenado con mis contratos, pondría más atención para que después no hubiera necesidad de andar peleando por defenderme ante contratos que firmé sin leer. Si pudiera regresar el tiempo, no confiaría tan fácilmente.