Aunque pandemia tambaleó la economía de Rocío Banquells, su esposo, el contador Jorge Siegrist, le brindó todo su apoyo financiero.
Pasaron cuatro años para que Rocío Banquells regresara a las telenovelas, y aunque esta vez no es una villana, su personaje en La mexicana y el güero se las trae. Lolita, una mujer religiosa que no acepta la homosexualidad de su hijo, llegó hace poco a la producción de Nicandro Díaz para ponerle sazón a un elenco de primeras figuras que encabezan Itatí Cantoral, Juan Soler y Jacqueline Andere. No es la mala, pero tampoco es la buena del cuento; igual se lo disfruta y agradece la oportunidad de reencontrarse con el público después Un camino hacia el destino, grabada en 2016. Sin reservas, la actriz y cantante comparte su emoción y el cómo ha salido adelante económicamente luego de ver paralizados sus espectáculos. Hasta que por fin salió tu personaje en la telenovela… Sí, y yo feliz de la vida porque después de cuatro años regreso a la pantalla chica, a mi casa que es Televisa, entonces ha sido muy padre porque además es un papel muy interesante, pese a ser una actuación especial. El personaje tiene mucha fuerza, mucha psicología, es una mujer totalmente distinta a mí, o sea que, como todos los que he hecho, es un reto. Yo estoy muy contenta de poder trabajar en una producción del señor Nicandro Díaz porque él hace cosas maravillosas y nos trata como una reina, aquí todo sale maravillosamente bien, cuento con unos magníficos directores y un elenco de primera en una novela que ha gustado mucho. ¿Cómo fue ese momento frente a las cámaras, en un foro, luego de tanto tiempo? Primero, sentí una alegría enorme de volver a entrar a Televisa, es que tenía cuatro años de no ir. Fue emocionante regresar, caminar por esos pasillos, y hasta de conocer un foro que no sabía que existía (el foro 15), es que siempre tocaba el 10, el 2, el 1…Entonces ha sido padrísimo encontrarme con compañeros artistas, los técnicos, las maquillistas, las peinadoras, gente de diseño de imagen. Yo estaba muy emocionada, pero a la vez muy nerviosa de salirme de mi casa para ir a trabajar, pues desde marzo yo estaba encerradita, y cuando por fin salí fue una emoción indescriptible, como si me abrieran la reja para encontrarme con lo que tanto amo. ¿Tú sólo estás saliendo para ir a trabajar? Sí, para grabar la novela, aunque en octubre regresé a los ensayos para el show streaming que tuvimos de Grandiosas. Las abracé a todas con muchísima emoción, tenía muchas ganas de abrazar a María del Sol, a Dulce, a mis compañeros músicos. Tocó salir así y activarse, pese al miedo, tratando de que este México camine y que el gremio de nosotros, que está tan castigado, se reactive de alguna manera. ¿Te genera paranoia todo lo que estamos viviendo, sientes ansiedad? Al principio, creo que, como todos, nos dio miedo, ansiedad, angustia, desilusión, una pequeña depresión, pues tenía todo el año lleno de trabajo y me quedé sin una sola fecha de nada. Es que yo estaba haciendo Rosa de dos aromas con mi productor Rubén Lara y con mi hermana Sylvia; empezamos la gira en marzo, desde diciembre de 2019 estábamos con el proyecto, logramos debutar en Guadalajara y a los tres días se canceló todo. Obviamente me entró tristeza, depresión, angustia por no saber lo que iba a pasar, angustia de que no me fuera a dar el virus. Tuve un sentimiento raro de ver cómo el mundo estaba de cabeza, pero poco a poco la hemos librado, toda mi familia está muy bien, nos hemos cuidado al máximo, y si yo era exagerada en limpieza, ahorita vivo rodeada de cloro, de vinagre, de alcohol, he aprendido a vivir con esto, quitándome el miedo porque el miedo nos baja las defensas. Yo agradezco abrir la ventana y disfrutar de un nuevo día, agradezco que estemos saliendo de esto, aunque con los problemas económicos que todos estamos teniendo, viendo a la gente sin trabajo, pero eso sí, con mucha esperanza. En esos momentos de depresión y ansiedad, ¿cuál fue ese motor que te impulsó a seguir? Mira, yo soy muy rica porque tengo una familia que siempre se ha movido con el amor, tengo un hombre maravilloso al lado, unos hijos fantásticos y la fortuna de ser abuela. Mis nietos son maravillosos, y todo eso fue lo que me hizo salir adelante, es que yo soy la cabeza de todo esto y no podía bajar la guardia. Gracias a Dios tengo dos columnas que me sostienen, que son mis hijos, los que siempre, con sonrisas, con abrazos, con amor, y a veces, hasta con regaños, me levantan. Esa es la ventaja que he tenido en los momentos más difíciles de mi vida. También tengo a mis hermanas, mis sobrinos, y mi familia en general que se unió más en esta crisis. ¿Te afectó mucho en la economía estar tantos meses inactiva? Obviamente cuento con mi marido (Jorge Siegrist), él tiene su trabajo y es una persona solvente, además, tenía mis ahorros, ahora sí que se usaron para salir adelante. Las arcas están vacías, pero por fortuna estoy trabajando en La mexicana y el güero, aunque no se compara lo que ganábamos las cantantes cuando teníamos casi que una fecha diaria, pero así es esto y hay que tomarlo con todo el positivismo posible porque a mí la vida me ha enseñado que de lo malo debo sacar lo bueno. ¿Por qué estuviste tanto tiempo alejada de las telenovelas? Yo creo que no había surgido para un productor el personaje que tuviera el perfil de Rocío Banquells, entonces en estos cuatro años me he dedicado de lleno a cantar y al teatro. Estuve en Cats, en Rosa de dos aromas, en Grandiosas, en Grandes de los 80 y en mis espectáculos personales. Lolita tiene una mentalidad muy cuadrada, ¿la llegas a justificas o te pones en sus zapatos? Lo que he aprendido a lo largo de mi vida es a ponerme del lado contrario. O sea, ver la perspectiva de la otra persona es muy interesante. A Lolita la entiendo, o por lo menos trato. Respeto su manera de pensar, no comulgo con ella, es que como decía mi padre: “En esta vida hay dos cosas que no debemos discutir, ni la política, ni la religión”. Lo mejor es llevar la fiesta en paz y es lo que yo hago. Ella se afianza en sus creencias religiosas para no aceptar la homosexualidad de su hijo… Es que en el mundo de esta mujer no existe una diversidad para poder expresar el amor. En su mente hay una sola forma de expresar el amor que es entre un hombre y una mujer, porque Dios los creó a ambos para hacer una familiar. La mujer no nació más que para ser madre y ama de casa. Grabó con Eleazar “N” La primera actriz grabó algunas escenas con Eleazar “N”, quien ahora enfrenta un proceso judicial por violencia familiar equiparada. El actor interpretaba a su hijo, Sebastián de la Mora, un médico homosexual que escondía sus preferencias a su estricta y religiosa madre. La también cantante debió grabar de nuevo algunas escenas con Ferdinando Valencia, quien fue el sustituto de Eleazar, escogido por el productor de La mexicana y el güero, Nicandro Díaz.