Hace unos días se confirmó que Trinidad Marín, el primer esposo de Jenni Rivera, salió de la cárcel tras haber purgado 18 de 31 años de condena por haber abusado de sus hijas Chiquis y Jacqie, así como de su entonces cuñada Rosie Rivera.
La periodista Addis Tuñón reportó: “El 26 de noviembre de 2024, Trino Marín sale de prisión, pero no bajo libertad provisional, sale libre”.
A decir de Rosie Rivera, quien sufrió el abuso cuando tenía de 8 a los 11 años, agradece no haberse enterado por los medios, sino que “la Ciudad de Long Beach tuvieron la cortesía de llamarme y dejarme saber, fueron muy claros en decir que sí saldría”.
Rosie Rivera habló con “De primera mano” sobre su proceso de sanación, pues aunque no olvida lo que Trinidad hizo, ya lo perdonó por su propio bienestar.
“Aunque soy adulta, da miedo pensar cómo voy a reaccionar si lo veo. No lo quiero ver, no lo quiero cerca de mis hijos, y sí me da gusto que dejan saber a las víctimas. Pasé un proceso de coraje, de cuestionar, pero no puedo controlarlo ni estar enojada con el mundo porque él está libre. Él pagó el tiempo que la Corte tuvo para él y Dios dirá lo demás. Hay que cuidar a los niños que estén cerca de él”.
Recordó que cuando ella reveló el abuso tenía 16 años, y Jenni Rivera, así como sus padres, le creyeron. “Ella sabe que lo perdoné, fue hace 15 años, se lo comuniqué a ella, ella no estaba en el mismo proceso, me apoyó porque era lo mejor para mí. Yo tenía que soltar ese coraje que le tenía a esa persona”.
“Por muchos años quería saber que él estaba arrepentido, que no nos llamara mentirosa. Hace muchos años, Jacquie me dijo que él confesó que él merecía estar ahí”.
“Si él quiere buscar ayuda, si quiere sanar, eso empieza con él reconociendo. El hecho que mi familia me creyera, aunque él no lo reconociera, eso me ayudó. Hubiera dolido más si mi mamá, si mi hermana, no me hubieran creído”, resaltó.
Rosie Rivera buscó ayuda y sanó para no vivir en el rencor: “Me cansé de estar enojada, me desgastó. Mi vida era odiar. No fue fácil, sin la presencia del Espíritu Santo, yo no podría, para mí es imperdonable. Duré meses en el proceso con Dios, conmigo misma, escribí mucho, tomé mucha terapia, y cuando lo hice, fue antes de la Corte. Eso me sirvió para verlo y hacer el proceso de la Corte con más calma, sabiendo que la Justicia Divina siempre viene”.