Medio año después de toda la controversia que levantó en la segunda temporada de La casa de los famosos México, Sian Chiong puede decir que logró reconstruirse emocionalmente, dejando de lado el odio que recibió por algunas acciones que el público no vio con los mejores ojos.
El cubano, en entrevista con TVyNovelas, aseguró que recapacitó, aprendió de sus errores y siguió adelante en su carrera, enfocándose en demostrar que su talento valía más que la imagen que había percibido el público en un reality show que lleva a sus participantes al límite de sus emociones.
Lo más difícil que vivió el artista durante el encierro fue el universo paralelo que se construyó en plataformas digitales.
“El reality refleja dos mundos para el que participa, uno es el mundo de las redes sociales y otro es el mundo de la calle, el del día a día, donde he tenido la fortuna de obtener pura buena vibra, pura buena onda”, nos dijo.
“La gente en la calle siempre se me acerca a pedirme una foto con mucho respeto, con mucha educación, y en redes sociales ha habido un poco de todo, un poco de lo bueno, un poco de lo malo”.
Recuerdo que una vez fui a un parque de diversiones y tuve que hacer una fila de más de 20 minutos sacándome fotos con la gente y fue algo maravilloso, lo disfruté muchísimo. Lo positivo que saco es que lo bueno y lo malo es audiencia, te conocen, y esa es una oportunidad porque pueden cambiar de opinión con tu trabajo, con tu personalidad que va mejorando, transformándose para bien, como es mi caso”.
Ahora, con la lección bajo el brazo, el actor siente que llegó a un punto interesante de madurez. “El haberme equivocado tanto y en un formato tan grande como el programa en el que estuve hace que aprenda demasiadas cosas, no de la manera más bonita, pero aprender es lo más importante de esta vida, porque venimos a eso, a aprender, a ser mejores, no importa cuántas veces te caigas, lo importante es saber levantarte”.
Recientemente, Sian tuvo una participación en la telenovela Las hijas de la señora García, interpretando a Mateo, un hombre que llegó en los capítulos finales para desenmascarar a la villana de la historia, encarnada por Geraldine Bazán.
“Llegué por una audición, fue un personaje que dio mucho de qué hablar, me encantó compartir escena con María Sorté, para mí representó un gran orgullo, una señora que llegó a trabajar con Cantinflas, entonces para mí fue un honor, pero más allá de eso me llevo un recuerdo bien lindo porque conmigo fue alguien muy gentil, muy bondadosa, me hizo sentir parte del proyecto como si yo estuviera desde el inicio, a pesar de haber entrado en la recta final, por eso estoy muy agradecido”.