“Ya me doy ese lujo, pero para lograrlo debes llegar a cierto punto que sólo te da el trabajo constante”, nos dijo en exclusiva Sylvia Pasquel
TEXTO: MARIO ROJAS R.
A lo largo de más de cinco décadas, Sylvia Pasquel ha contribuido con su trabajo a darle lustre a una de las dinastías artísticas más importantes del espectáculo nacional. Hija de Silvia Pinal y Rafael Banquells, la actriz de 70 años presume una trayectoria plena que incluye el recién estreno de la cinta El diablo entre las piernas, y aprovechándonos de este nuevo trabajo, platicamos de todo con ella.
¿Cómo ha sido mantenerse durante más de cinco décadas en este negocio?
“Eso es gracias a mi papá, que una vez me dijo: “Mira, hija, las estrellas son fugaces, pero uno puede decir que en esta carrera ha sido exitoso cuando permanece y sigue, después de 50 años, viviendo de su trabajo”.
¿Saben cuántas estrellitas he visto pasar?
“Uy, montones.
¿Y dónde están ahora?
“Yo voy a cumplir 54 años como actriz, vivo de lo que hago, y eso es lo que más me enorgullece.
¿Y cuál es el secreto?
“Que nunca he esperado a que me hablen, jamás quise una exclusividad ni esperé a ver a qué hora me llegaba el trabajo. Si no llega, me lo genero. Por ejemplo, ahora con la pandemia y que todo se volvió virtual, creé un concepto que se llama Teatro en Casa, que son breves temporadas de teatro de tres o cuatro funciones. “Empecé con Nahui Ollin, luego viene otra saga que se llama El último aliento, cuatro personajes universales que mueren trágicamente, y luego otra por septiembre que se llama Reinas de nada, mujeres que en su momento han tenido poder pero no lo ejercieron.
¿Considera que el mejor personaje siempre es el que está por llegar?
“Claro, porque una acumula experiencia y siempre espera que los personajes por venir nos expriman, nos reten; además, esa expectativa nos ayuda a mantener el gusto por nuestro trabajo.
“En mi caso, hasta hoy mi mejor personaje en cine es Beatriz de El diablo entre las piernas, el más maravilloso que he hecho y que quizás haré, porque a estas alturas dudo que me lleguen otras películas de esta importancia, y no porque no me lo merezca, sino por la manera en que funciona la industria.
En este momento de su vida, ¿hay algún personaje que le gustaría hacer?
“Sí, me encantaría interpretar a Blanche DuBois de Un tranvía llamado deseo, o La Celestina; también me gustaría darle vida a Esperanza Iris o a Sor Juana Inés de la Cruz.
¿Le gustan más las villanas o las buenas?
“Siempre prefiero villanas porque tienen más carnita, más posibilidades de brillar y las recuerda más el público; además, las buenas nada más sufren.
Si tuviera el don, ¿cambiaría algo de lo que ha sido su vida?
“Quizá no haber trabajado tanto, pero ni modo, me tenía que subir al barco, si no, no había chuleta en mi casa. Pero la verdad, he sido muy feliz, y pienso que lo he hecho bien porque el resultado al final ha sido bueno: tengo una bonita carrera, muchos reconocimientos y premios, el cariño y respeto de mis compañeros, de mis productores, de mis directores y de la gente. Eso habla bien de mí y de mi trabajo.
Aparte de actuar, ¿en qué otra actividad es muy buena?
“Me gusta mucho la fotografía y soy buena, me encanta dibujar y ya tengo varios cuadros que he hecho, también me fascina bailar y lo hacía muy bien, pero después de mi accidente ya no tanto. En general todo lo que es manual se me da mucho: me gusta tejer, hacer rompecabezas, leer y contemplar la naturaleza. Desde que vivo en Acapulco, me siento en mi terraza, en mi jardín y veo el atardecer, observo cómo cambian las diferentes etapas del mar y del cielo... me gusta mucho la contemplación.
¿Se considera una mujer exitosa?
“Sí, claro, trabajo en lo que me gusta, vivo de lo que hago y vivo bien, no soy millonaria, pero tengo lo suficiente para darme mis gustos y apapacharme, no me privo de nada. Estoy en una época en que si no quiero hacer algo, no lo hago, ya me doy ese lujo, pero para lograrlo debes llegar a cierto punto que sólo te da el trabajo constante.
¿Se siente orgullosa de su carrera?
“Sí, por qué no decirlo. Mis padres me enseñaron el respeto y amor por esta profesión, y durante toda mi carrera he intentado honrar ese precepto. Hoy la gente me demuestra su cariño, y para mí, esa es la mejor prueba de que he hecho bien las cosas. Me siento feliz con todo lo que he logrado, pero no me conformo; mientras el cuerpo aguante, ahí seguiré. ¡SUSCRÍBETE A TVYNOVELAS Y TODAS TUS REVISTAS FAVORITAS! Te podría interesar: Sylvia Pasquel duda de la vacuna contra COVID-19 y “ni loca” se la pondría