Considerado el mejor boxeador de México, el pugilista sonorense acarició las mieles del éxito, pero también vio la oscuridad debido a su farmacodependencia.
Texto Nayib Canaán
Su padre no quería que se dedicara al deporte, pero Julio César Chávez luchó
por sus sueños hasta cumplirlos, logrando convertirse en el mejor boxeador que ha nacido en México, y sacando de la pobreza a su madre, que lavaba y planchaba ajeno para darle de comer.
Es la mayor figura del boxeo en nuestro país, así como también el que más escándalos ha protagonizado. Y aunque realizó 115 combates en una prolífica carrera de más de 20 años, el campeón ha llegado a decir que sus peleas más difíciles fueron abajo del ring. “Fue muy doloroso, pasé un infierno, hice sufrir a mucha gente”, declaró en una entrevista, aceptando el tormento que significaban sus errores.
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PELEA CON LA VIDA
En su matrimonio con Amalia Carrasco, la madre de sus primeros tres hijos, sobraron las infidelidades y los golpes, siendo sus pequeños, testigos de esos oscuros episodios. Adicto a la cocaína, se la pasaba de fiesta en fiesta perdiendo no sólo dinero, sino a las personas que más lo querían, entre ellos, familiares y amigos que alejó con sus adicciones.
En abril de 1995 por poco lo matan en Toluca cuando un sicario disparó a la mesa de su compadre Jesús “El Bebé” Gallardo por una supuesta deuda con el Cártel de los Arellano Félix. Después, se relacionó con su comadre, la viuda Myriam Escobar, con quien tuvo a su hija Nicole.
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En septiembre de 1996 fue señalado de defraudación fiscal por 10.5 millones de pesos, y además la Secretaría de Hacienda lo acusó de simulación fiscal en el pago de sus obligaciones por un adeudo de 40 millones de pesos. Pero ahí no pararon sus problemas fiscales, pues en febrero de 2001, el Servicio de Recaudación Fiscal de Estado Unidos entabló una demanda en su contra por evasión de impuestos por seis millones de dólares.
Mientras festejaba el triunfo de su hijo en un combate, en 2004, alguien le tocó las nalgas y enfurecido retó a golpes a los asistentes, incluso le pegó un izquierdazo a un reportero que lo demandó por agresión.
La calma volvió a su vida, se recuperó de las adicciones, está casado con Myriam Escobar, ejerce como comentarista deportivo, y sigue adelante, tratando de vivir sin polémicas, aunque sus hijos insisten en escribir los mismos capítulos de su padre en una historia que parece repetirse.
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SE DROGÓ EN EL BAÑO DEL PAPA JUAN PABLO II
Inolvidable resultó aquel viaje por Europa, donde Julio César Chávez se alejó del cuadrilátero para disfrutar unas vacaciones que lo llevarían a conocer al papa Juan Pablo II en el Vaticano, lugar donde se drogó.
Fue su hermano Rodolfo quien contó ese episodio en el libro Julio César Chávez: La verdadera historia. Según el pariente del púgil, el campeón mundial se encerró en un sanitario de la Santa Sede para inhalar cocaína, despertando las sospechas de Su Santidad, quien no lo veía en sus facultades.