La presentadora soñó con ser mamá de cinco, pero no pudo, y hoy, le da gracias a Dios porque pudo tener su segundo hijo, Cristóbal.
Durante cuatro años, Catalina Gómez vio con dolor las noticias de adolescentes que quedaron embarazadas en contra de su voluntad, de bebés abandonados, de niños maltratados o abusados.
Ella y su esposo, Juan Esteban Sampedro (gerente de entretenimiento de Caracol Televisión), sufrían con las desgarradoras historias de esos niños, porque anhelaban con el alma tener otro hijo. A pesar de tener los recursos económicos, salud y amor incondicional para recibirlo en el seno del hogar, ese sueño les era esquivo.
En este mes de las madres, Catalina (presentadora de Día a Día), que celebra los nueve meses de Cristóbal, su segundo hijo, su milagro de vida, ?su regalo de Dios?, como ella lo llama, nos contó cómo fue el camino, duro y doloroso, que recorrió para llegar hasta este momento feliz. Y aprovecha para enviarles un mensaje sobre la niñez a los colombianos.
Cristóbal fue un niño muy buscado?
?La verdad es que mi sueño desde pequeña era ser mamá. Siempre tuve ese sentimiento maternal: tengo muchos sobrinos, a quienes ?muñequeaba? y consentía, mientras soñaba con mis propios hijos. Emilia, mi hija mayor, llegó de una manera fácil porque cuando tomé la decisión de ser mamá quedé embarazada a los ocho meses. Como el embarazo me dio durísimo, pensé que solo tendría un hijo; pero apenas nació Emilia y la tuve en mis brazos dije: ?¡Claro que quiero tener más hijos!?. Inicialmente, quise tener cinco. Luego bajé a tres y al final, por las circunstancias, me quedo con dos. Cuando Emilia cumplió dos años dijimos: ?Bueno, vamos a empezar a buscar al hermanito, pero fue muy duro, complicado. Tuve varias pérdidas, me atendieron varios médicos, pero nada que llegaba el bebé. Aunque en apariencia todo estaba normal, se me complicaba quedar embarazada, y cuando lo lograba perdía al bebé. ¡Fue doloroso, pero guardaba la esperanza! Nunca dudé de que ese otro hijo iba a llegar, y en medio de la tristeza y del dolor de cada pérdida, le agradecía a Dios por Emilia, porque es un milagro. A veces uno cree que para tener un hijo basta cerrar los ojos y ya. Ahora reflexiono sobre los hijos producto de las irresponsabilidades de los adolescentes, que no debería pasar. También entiendo a las mujeres que les cuesta tenerlos, porque sé lo que es soñar con eso y ver cómo ese sueño se aleja?.
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