La actriz reconoció que al haber comenzado a trabajar muy joven, su popularidad subió tanto que llegó a rechazar a sus admiradores
Leticia Calderón es una actriz con una larga trayectoria en las telenovelas, a la que lo mismo hemos visto ser protagonista desde muy jovencita, pasando por bondadosas mujeres, hasta memorables villanas en las distintas historias que ha participado. Además, es conocido que es una persona amable y atenta con sus admiradores y la prensa, a quienes siempre atiende con su linda sonrisa. Sin embargo, no siempre así, pues ella misma relató que en su juventud, llegó un momento en el que la fama la desubicó y la hizo perder el piso, al punto de rechazar a los fans que se le acercaban a pedirle una foto o un autógrafo, o simplemente, saludarla.
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“Yo empecé muy chiquita, a los 14 años, a trabajar; era una telenovela tras otra, una tras otra. Y llega un momento en que pierdes la dimensión de a dónde estás llegando, de a quiénes estás llegando y de qué manera estás llegando y, pues sí, en algún momento yo dije ‘Ya basta de autógrafos, ya basta de todo esto, me voy a dedicar más al trabajo’ y no veía más nada”, platicó en una transmisión en vivo que realizó en Instagram con sus seguidores. Sobre ese capítulo de su vida, no dio más detalles, pero sí explicó en qué momento le “cayó el veinte” del alcance que estaba teniendo su trabajo, y fue cuando protagonizó Esmeralda, en 1997. “Cuando tuve la oportunidad de viajar y conocer a los niños invidentes, conocer otros lugares maravillosos… y ver la emoción que les causó conocer a Esmeralda, me dieron una cachetada, así de '¡Hey! Hay mucha gente que te está viendo, que te está siguiendo’”, señaló la bella ojiverde.
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A partir de esta anécdota, es que Lety cambió totalmente su actitud hacia sus admiradores, a quienes trata de mantener cerca hasta el día de hoy y gracias a las redes sociales, tener más contacto con ellos. “Nunca más he vuelto a negarme a un autógrafo, a una sonrisa, a olvidarme de que yo también paso momentos tristes o enojada, o de desesperación o de prisa, y me detengo mucho a decir ‘Ellos no tienen la culpa’, y por supuesto que no saben por el momento que uno está pasando”, afirmó la mamá de Luciano y Carlo.
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