Este miércoles 27 de noviembre se realizó la que sería la última audiencia de Pablo Lyle, previa al juicio que estaba programado para el 9 de diciembre, en el que la corte de Estados Unidos dictaminará si es o no culpable del homicidio imprudencial de Ricardo Hernández, tras un altercado vial en las calles de Miami.
Mientras pasaban esas horas de incertidumbre, la esposa del actor, Ana Araujo, compartió en sus historias de Instagram una imagen que nadie hubiera esperado, dada la poca accesibilidad a su vida privada, en la que se puede ver a Lyle con su hijo, Mauro, de cinco años.
En la imagen en blanco y negro se puede ver al protagonista de ‘Mirreyes contra Godínez’ sentado en un sillón abrazando a su hijo, mientras le enseña a tocar lo que al parecer es un ukulele.
En la misma instantánea se puede ver un árbol de Navidad al fondo en la casa en donde Pablo Lyle cumple el arresto domiciliario desde que fue detenido por la agresión Hernández y en donde ha recibido la visita de Mauro y de Arantza, la hija de su esposa, quien el pasado 27 de octubre cumplió años y de quien la healthy coach también compartió imágenes con su esposo, el cual ha expresado su deseo de adoptar legalmente ala pequeña de nueve años.
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En cuanto al proceso legal que está llevando Pablo, en la reciente audiencia sus abogados apelaron a la decisión del juez de desestimar el hecho de que actuó en defensa propia en contra del cubano de 62 años, y solicitaron que fuera declarado no culpable.
De acuerdo a documentos obtenidos por el programa ‘Ventaneando’, los defensores del histrión tocaron el tema de la fianza de 50 mil dólares para que este quedara en libertad, y solicitaron también que continúe bajo arresto domiciliario por el tiempo que dure el proceso, para no ser trasladado a una prisión, incluso si su vida corriera peligro ante un huracan u otro desastre natural.
Finalmente, se dio a conocer que el juicio ya no será presidido por el juez Alan Fine, quien abandonó el caso dejándolo a cargo de la magistrada Marlene Fernández-Karavetsos, con la instrucción clara de que no deberá aceptarse el alegato de defensa propia.
Tras estos hechos, el juicio ya no comenzará el próximo 9 de diciembre, como se tenía programado, sino hasta que la Suprema Corte tome cartas en el asunto y determine las nuevas fechas.