Así como lo lees, hay muchos beneficios de tener sexo después de los 60 años
Tener relaciones sexuales es un placer, eso es indiscutible. Se asocia el buen sexo con la juventud, donde se supone que estamos plenos y llenos de vitalidad. Sin embargo, hacer el amor tiene beneficios en todas las etapas de la vida y, en cada una de ellas, tiene matices diferentes. El sexo es divertido, es saludable y es una forma de comunicarse con la persona amada.
Enseguida te presentamos 5 beneficios de tener sexo después de los 60 años:
Te hacen sentir y lucir más joven.
Las relaciones sexuales constituyen la segunda actividad más importante para conservar la juventud, después del ejercicio físico y mental. Y los beneficios son aún mayores cuando el sexo se practica con una pareja estable en vez de con compañeros ocasionales.
Elimina el insomnio.
Tener un orgasmo libera oxitocina y disminuye el cortisol, aumentando el estado de relajación y el bienestar, lo cual ayuda a conciliar el sueño. Además, hay que decirlo, aunque tener sexo no es un ejercicio físico tan intenso como correr una maratón, pero cansa.
Previene el cáncer de próstata.
Ellos también obtienen una ventaja extra de hacer el amor. Los hombres entre 46 y 81 años que eyaculan a menudo, alrededor de 21 veces al mes, sufren una menor incidencia de cáncer de próstata de acuerdo con un estudio de 29.000 hombres. Parece que la eyaculación frecuente ?limpia las tuberías? y las libera de secreciones cancerígenas.
Bueno para el corazón.
Al tratarse de un ejercicio físico, la actividad sexual también redunda en beneficios para el corazón, ya que reduce el riesgo de padecer hipertensión y otros problemas vinculados con ese órgano.
Es bueno para la relación.
La actividad sexual, y en general la intimidad física (en España, entre los mayores de 65 años, las prácticas sexuales más habituales además de la penetración vaginal son los besos y las caricias, y las menos practicadas la masturbación y el sexo oral), ayuda a que las parejas tengan mayores niveles de satisfacción matrimonial.
TEXTO: MIGUEL SORIA CASTAÑEDA