Conoce las historia detrás del famoso platillo mexicano, así como sus propiedades culinarias
Sábado por la mañana. 11:00 am. Despiertas después de una larga noche de tragos y fiesta con tus amigos y seres queridos. Quizá hubo copas de más. La cabeza te da vueltas y ruegas porque haya algo picante, sabroso y lleno de carbohidratos en tu cocina. ¿La primera opción? Un famoso platillo mexicano que se hace desde hace cientos de años: chilaquiles.
Este deleite culinario ha sido el sustento de todos aquellos que han despertado con un gran día por delante y desean complacer a su estómago y paladar con algo extraordinario, satisfactorio y lleno de sabor; una costumbre tradicional con los ingredientes más clásicos y transmitiendo pistas históricas con cada mordisco. Pero la pregunta que nadie se hace es, ¿de dónde surgieron los chilaquiles?
Este plato hecho de trozos de tortilla frita cubiertos en una salsa al gusto y acompañados con cualquier tipo de guiso, que va desde el huevo, carne asada hasta unas costillas, tiene su origen en la cultura azteca. Chilaquiles en su lengua náhuatl significa “chiles y verdes”. Esta fue la primera cultura que se curó una “noche loca” con este guiso. Los chilaquiles son una comida común para muchas familias mexicanas, debido al legado de una tradición que ha existido por años. Llegaron a Estados Unidos de la mano del The Spanish Cook (El cocinero español) de Encarnación Pinedo en 1898. Sin embargo, esta receta no se apreciaba totalmente por el poco gusto de los norteamericanos por el sabor picante.
Los chilaquiles son un importante recordatorio de la historia de la cocina mexicana: las tortillas se hacen de maíz, que es el elemento principal de la mayoría de las dietas de la América Central. Las tortillas y el maíz son lo que el arroz es al sur de China. Los chiles crecen abundantemente en América Central y le dan condimento al maíz y su sabor mejora el gusto del mismo. Estos dos ingredientes se combinan para formar una explosión de sabores... ¡y nos encanta!
La verdadera belleza de este plato recae en su versatilidad. ¡Cualquiera puede cocinar unos! Aunque los ingredientes básicos sólo son tortillas fritas y una salsa bien preparada, casi todas las variaciones incluyen ingredientes adicionales. Fueron siempre una base a la que se le podía agregar los alimentos al gusto y disponibles. Con frecuencia estos ingredientes son característicos de una región o familia en particular, ahí la magia de comer un plato de chilaquiles: jamás encontrarás unos iguales.
Estos lujos de la cocina nacional fueron creados usando ingredientes que son baratos y están disponibles, otra de las propiedades máginas de su elaboración: su función fue con frecuencia extender el uso de las caras proteínas de los platos. Pequeñas piezas de carne, queso o huevos pueden agregárseles, proveyendo una gran cantidad de calorías, pero usando sólo una fracción de los ingredientes. El plato fue creado como una comida para personas con un presupuesto apretado y ahora se ha convertido en una clásico familiar.
Ya sea preparados por la querida abuelita, en un restaurente de comida mexicana o en la calle, dentro de una torta, los chilaquiles son y serán siempre un gran referente de la cocina de nuestro país. En el extranjero el mexicano es conocido por su energía, su “sabor” y su picardía, por lo que estamos seguros que si un platillo tuviera que representarnos alrededor del mundo... ¡sería este!
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