La vida de Derek Pfaff cambió para siempre el 5 de marzo de 2014, cuando a sus 19 años, aquejado por problemas emocionales y personales, intentó quitarse la vida con un disparo en la cabeza con una escopeta calibre 10.
De forma milagrosa, el joven sobrevivió al impacto, pero con graves daños en su rostro que lo llevaron a recibir 58 cirugías faciales reconstructivas a lo largo de 10 años.
Derek Pfaff era conocido como un héroe local en su natal Harbor Beach, Michigan, era un deportista prometedor con un futuro brillante, pero ahora, es visto como un símbolo de esperanza, fortaleza y superación.
“Estaba bajo mucha presión en la universidad. No recuerdo haber tomado la decisión de quitarme la vida. Cuando me desperté en el hospital, inicialmente pensé que había tenido un accidente de coche”, contó Derek Pfaff.
Las casi 60 cirugías no lo ayudaron tanto como se esperaba, si bien le salvaron la vida, lograron resultados limitados. Aún no podía comer alimentos sólidos, hablar o respirar con normalidad, parpadear, oler ni sonreír, pues perdió la nariz, la mandíbula, dientes y parte de la frente por el disparo.
Trasplante de rostro
En ese momento crítico, los especialistas le recomendaron un trasplante facial como única opción para tener una vida más funcional, llevándolo al Programa de Trasplante Reconstructivo de Mayo Clinic.
En Mayo Clinic, el equipo liderado por el doctor Samir Mardini, cirujano especializado en cirugía facial reconstructiva, realizó el trasplante en febrero de 2024. Una operación que duró más de 50 horas y que requirió un equipo de más de 80 profesionales de la salud.
Reemplazaron el 85% del rostro de Derek Pfaff con tejido donado, incluyendo la piel, los músculos, nervios y estructuras óseas de su cara y cuello.
Este complicado trasplante requirió del reemplazo de prácticamente todo lo que estaba debajo de las cejas de Derek Pfaff y parte de su frente, incluidos los párpados. Uno de los aspectos más críticos de la cirugía fue garantizar que los nervios faciales del donante y del receptor estuvieran conectados correctamente para restaurar sus funciones.
“La mayoría de los trasplantes de órganos salva vidas. En el caso del trasplante facial, es una operación que le da vida”, explicó el Dr. Samir Mardini a la propia Mayo Clinic.
Después de luchar por 10 años, ahora Derek Pfaff puede sonreír, oler, parpadear, masticar y hasta llorar.
La rehabilitación incluyó múltiples intervenciones para ajustar algunos detalles funcionales y estéticos, así como sesiones con terapeutas físicos y ocupacionales para mejorar el control muscular y la sensibilidad facial.
Durante las primeras semanas luego de la operación, Derek Pfaff no tuvo acceso a espejos ni dispositivos para evitar un impacto emocional mientras su rostro sanaba.
El hombre de ahora 30 años, tuvo que adaptarse a su nueva imagen y afrontar las emociones relacionadas con este drástico cambio, pero eso no lo desanimó, al contrario, abrazó su transformación como una segunda oportunidad.
La vida de Derek Pfaff cambió gracias a la cirugía
La vida de este exdeportista cambió para siempre y quiere compartir su historia para ayudar a los demás, además, se convirtió en un firme defensor de la prevención de suicidio y la importancia de hablar sobre la salud mental.
“Esta cirugía transformó mi vida. Me siento mucho más confiado. Espero, algún día, encontrar a alguien, establecerme y tener una familia”, dijo Derek Pfaff a Mayo Clinic. “También voy a seguir compartiendo mi historia con otros para ayudar a tantas personas como sea posible.”
“Yo viví por una razón. Quiero ayudar a otros”, añadió. “Estoy muy agradecido con mi donante, su familia y mi equipo de atención de Mayo Clinic por darme esta segunda oportunidad.”
En México, para aquellos que buscan ayuda o asistencia en relación al suicidio, existe la Línea de la Vida: 800-911-2000, este servicio es gratuito y está disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana.